Agraciada significado bíblico

agraciada

Definición. El significado bíblico de agraciada, se asocia con las personas que poseen gracia, son agradables o prudentes en su personalidad. El término no solo se refiere a los atributos físicos que pueden caracterizar a alguien de quien se dice que es atractivo.

Vídeo sobre el significado bíblico de Agraciada

Una mujer agraciada destaca por su modestia y sus virtudes que son del total agrado del Padre Celestial. Claro que, su comportamiento también es aceptable para los semejantes que forman parte de su entorno.

De hecho, se sabe que aquellas que son agraciadas, hablan con sabiduría y mansedumbre cuando se trata de Dios. Sin embargo, son autoritarias y sus palabras estarán colmadas de mucha propiedad porque saben defender el nombre del Padre Celestial. Siempre testifican la verdad y en sus labios no existe la malicia.

Mujer agraciada y el favor de Dios

La Virgen María fue agraciada y por este motivo, el Señor la escogió a través del Ángel Gabriel. Quien esparció su mensaje y le dijo que su gracia era digna del Padre para cumplir con los propósitos que tenía con su hijo en la tierra.

María era agraciada no por sus atributos físicos o por sus talentos, sino porque Dios se fijó en ella y la escogió. Entonces aceptó complacida, pues su actuar era puro y bueno. Creía y tenía fe en el Señor, lo cual, demostraba en su forma de obrar o expresarse.

Así pues, no solo fue agraciada sino también bendita entre todas las mujeres. Su adorno era el temor a Dios y su espíritu siempre se redimió. Con ello, sobresalió por sus capacidades, su gracia fue el mejor regalo.

La mujer agraciada y la honra

Así como al hombre se le elogia por su fuerza y tenacidad, a las mujeres les ocurre de forma semejante con su gracia. Y es que, ser agraciada no solo representa la belleza física, sino que tiene que ver más con el favor de Dios que habita en sus corazones.

Las virtudes interiores son las que hacen que una mujer tenga honra. Dado que, aquellas que solo se fijan en su exterior, no son rectas ante los ojos del Señor. De tal manera, son motivo de deshonra para la iglesia, sus parientes y miembros de la comunidad.

La mujer de costumbres ligeras no merece que la llamen agraciada y solo trae vergüenza para las personas que le rodean. Si se quiere tener gracia, es necesaria la sabiduría, inteligencia, la discreción y la prudencia sobre todas las cosas.

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