Tormento significado bíblico

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Definición. El significado bíblico de tormento proviene del término griego 'basanízō'. Es utilizado para referirse a padecer sufrimiento intenso, dolor y angustia. Abarca ser sometido a un interrogatorio con tortura y hostigamiento, también al desembarque tortuoso de una barca en medio de una tormenta.

En las sagradas escrituras, a los carceleros se les llama 'atormentadores'. Ellos que imponían sufrimiento para causar suplicio en sus prisioneros. Estos métodos se vieron propagados por la iglesia y los mandos superiores durante la época de la Inquisición. Eran usados para obtener confesiones ante los juzgados y usarlas en su contra durante los juicios.

En la actualidad, las leyes de todos los países suelen penar la tortura, pues se considera un atentado en contra de los derechos humanos. Aunque se ha prohibido, es común que sea una manera de conseguir la información que se busca. Muchas personas y organismos siguen ejerciendo tales prácticas a pesar de su inmoralidad.

El tormento en la Biblia

Esta menciona la palabra en varias circunstancias, por ejemplo, refiriéndose a enfermedades que infringen tormento en quienes las padecen. Otro contexto es con almas atribuladas que no hallan consuelo. Se dice que Lot tenía el espíritu atormentado al observar lo que sucedía con las personas en Sodoma.

En el libro de Samuel hay un pasaje que cuenta cómo Jehová se separó de Saúl. Le envió a este un espíritu maligno para que lo atormentara. Debido a que desobedeció sus órdenes dos veces, quitó su divina protección de él y dejó que un demonio fuese tras él para asediarlo.

En Corintios, a un hombre de la iglesia se le acusó de cometer incesto y adulterio. El Altísimo, al verlo sumido en el pecado, mandó a los dirigentes que lo entregaran a Satanás. Como represalia por faltar a su palabra, debía destruir su cuerpo corrompido y purificar su alma.

También permitió que un demonio de Lucifer atormentara a Pablo, el discípulo de Jesucristo. Con la intención de que aprendiera a tener confianza en el poder de Cristo y la gracia divina. Así mismo, que aceptara con valor la sabiduría que se le había dado.

El propio hijo de Dios se guio por el Espíritu Santo hacia el desierto para enfrentarse tentaciones perversas. Fue probado durante cuarenta días, en los que Jesús estuvo lleno de tormento por los enviados de Satanás. La sagrada escritura afirma que El Santísimo admite que los entes maléficos se acerquen a abrumar a los hombres para su bien.

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