Limpio significado bíblico

limpio

Definición. El significado bíblico de limpio, es pulcritud y falta de suciedad en el espíritu o en el cuerpo. En los escritos del antiguo testamento y bajo la ley de Moisés, se establecen numerosas reglas y mandamientos estrictos sobre lo que representa esta palabra.

Vídeo sobre el significado bíblico de Limpio

Cabe destacar, que desde tiempos antiguos se establecen rituales y ceremonias en las que los hombres pueden recobrar la limpieza del cuerpo, ya sea tomando agua de un río, de una vasija o un cualquier cántaro. Un caso particular es la ley mosaica, es la cuarentena a las que se sometía a las mujeres. Pues, después de dar a luz, se les consideraba impuras y tenían que apartarse durante cuarenta días.

Luego de ofrecer holocausto y expiación por parte del sacerdote, ya se les pasaba a catalogar como limpias. Además, cuando una dama tenía el periodo menstrual, también se le apartaba por siete días consecutivos.

Dentro de esta misma ley, se establecen animales inmundos que no se podían consumir por el hombre. Entre ellos, se encontraban el camello, el conejo, la liebre y el cerdo. Así como, los peces sin aletas y escamas. Incluso, la persona que tocara un cadáver de este tipo de especies, se le consideraba impura. Por lo tanto, era necesario lavar las vestiduras y apartarse hasta el atardecer para ser tratado de limpio.   

Corazón limpio y manos puras

En el libro de los salmos, se hace referencia en varias ocasiones a los que heredarán el reino de los cielos. Es por eso, que se mencionan tantas veces a aquellos de corazón puro y los de manos limpias.

Todo aquel que esté limpio de pecados y lleno de obediencia a los mandamientos de Dios, se le recompensará. Sin dejar de lado, la misericordia que demuestre hacia su prójimo y que viva de manera recta.

Jesucristo y la expiación definitiva

A causa de nuestra condición como seres humanos imperfectos, estamos propensos a pecar de manera recurrente. En estos tiempos, ya no es necesario el sacrificio de animales para considerarnos limpios, basta con confesar los pecados y declararnos arrepentidos y así, quitarnos de encima toda clase de maldad o  iniquidad.

Con el sacrificio y la crucifixión de Jesucristo, permanecen expiados de forma permanente los pecados y somos considerados limpios a los ojos del Altísimo. La sangre de Cristo, siempre es fiel y se encarga de purificar el espíritu.

De igual forma, sus palabras de vida hacen referencia a un sacrificio de amor para con la raza humana. Por tal motivo, debemos permanecer en su presencia, leales a sus enseñanzas, porque solo de su mano seremos limpios.

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