Puro significado bíblico

puro

Definición. El significado bíblico de puro, alude a estar limpio, es decir, no solo la limpieza física, sino también, mental y espiritual. Adorar a Dios como él manda, viviendo apartado de las prácticas que le desagradan y condena en su palabra.

Vídeo sobre el significado bíblico de Puro

¿Qué abarca ser puro?

La expresión incluye estar limpio en todos los sentidos. Mantenerse en una condición intachable, sin corrupción ni alteración por la suciedad. La limpieza física se relaciona con la espiritual o religiosa. Debido a que el verbo hebreo: ta-hér hace referencia a ambos aspectos. En las ceremonias se realizan rituales de limpieza y purificación.

Esto le daba a la persona una condición de inmaculado, porque se había hecho puro. Por lo que debía permanecer en ese estado. Evitando cualquier cosa o situación que lo llevara a corromperse su circunstancia de pureza. Quien oficiaba un servicio sagrado debía presentarse limpio, sus prendas de vestir tenían que estar impecables.

Además, el acto a realizar se consideraba sagrado, por eso se asocian las dos expresiones. Muchos relacionan la frase con ser virgen, alguien que nunca ha tenido sexo. Pero, en realidad, es más extensa su connotación. Porque una persona puede ser virgen y, aun así, estar sucio en sentido moral, al hacer lo que es malo.

Referencias del término puro en la Biblia

En las escrituras se menciona la expresión, enfatizando la importancia de ser puros en todos los ámbitos de la vida. Solo de esa manera el servicio que se dé a Dios será acepto por él. Esto no quiere decir que se tenga que ser perfecto, pero si debe haber un esfuerzo constante por los adoradores para hacer lo correcto.

De ese modo se mantendrá puro, sin ofensas ni culpa. Jehová ha dejado por escrito en su palabra, la forma de adoración que le agrada. Hay normas de conducta que se deben obedecer. En el antiguo Israel, le dio leyes para la limpieza física, como enterrar las heces, lavarse las manos, y purificarse en caso de menstruar o tener alguna enfermedad.

Si seguían esas normas gozarían de buena salud para continuar dándole servicio. Además, en las escrituras también hay mandatos sobre la moralidad. Prácticas degradantes que el todopoderoso detesta, como la fornicación, la homosexualidad, el adulterio, que mancha el culto hacia el creador.

Asimismo, el altísimo desea que utilicemos nuestras facultades mentales y cognitivas para diferenciar lo bueno de lo malo. Por lo señalado, ser puro abarca cada aspecto de nuestra vida, sobre todo al darle servicio sagrado.

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