Viento significado bíblico

viento

Definición. El significado bíblico de viento, es corriente de aire en movimiento. Este vocablo viene del hebreo Ruah y dispone de varias interpretaciones que no solo se limitan a los efectos meteorológicos. Es por ello, que tiene relación con el espíritu o aliento divino.

Vídeo sobre el significado bíblico de Viento

A su vez, la palabra viento se emplea para designar algunos torbellinos y tormentas que los israelitas soportaron durante su paso sobre la tierra. Además, ellos decían que Dios tenía el poder de poner las aguas por medida y traer la Ruah desde el norte o el sur.

En cuanto a las tempestades ligadas al viento, Zacarías 9:14 nos dice lo siguiente 'Y a Dios lo verán sobre ellos, y su dardo saldrá disparado como relámpago; y Jehová el Señor tocará la trompeta, y luego irá entre los torbellinos del austro.'

El viento y Jesús

Los hombres que convivieron con Cristo, indicaban que el viento que provenía de los desiertos era muy seco y caliente. Mientras que los del Este, se caracterizaban como aire solano que venía desde Siria. Todos estos, se asociaban al castigo a diferencia de los del mar, porque traían consigo el beneficio de la lluvia.

En el Nuevo Testamento, la palabra viento salió de la boca de Jesús cuando calmó una de las tempestades más reconocidas en la Biblia. Gracias a ello, los apóstoles se dieron cuenta de que en verdad este era el hijo de Dios. Y por ende, comenzaron a seguirle.

El viento y la intervención de Dios

En el día de pentecostés, se nos dice que el Espíritu Santo desciende en apariencia de viento recio hacia el corazón de los hombres. Esta palabra nos indica la forma en la que el Señor se acerca a nosotros y se encarga de los asuntos humanos.

Asimismo, la naturaleza del viento, que no puede verse ni tocarse, se emplea como una metáfora para personificar a Dios. Pues, sabemos que no tiene un cuerpo material que podamos ver o tocar. Además, representa el castigo que sobreviene a los impíos y se usa el término con el fin de denotar cosas vanas o que no son esenciales.

Por su parte, el pueblo de los hebreos hablaba de los cuatro vientos, los que, soplaban desde diferentes puntos cardinales. A todos ellos, los regía el Altísimo y es por eso, que algunos beneficiaban a las personas, como los que eran fríos y traían lluvia. Mientras que a los secos, se les veía de malos porque provocaban sequía y acababan con las plantaciones.

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