Tisbita significado bíblico

tisbita

Definición. El significado bíblico de Tisbita, es mención que se le da a Elías en algunos pasajes de las escrituras. Es posible que fuese originario de las regiones sagradas como lo es el caso de Tisbe o Tisbi.

En este sentido, el apelativo Tisbita para Elías no era procedente de un nombre familiar, sino más bien, de su lugar de origen. Se trató de un sobrenombre del cual aún no se conoce su significado a ciencia cierta.

El hombre originario de Tisbe

A Elías se le denomina Tisbita porque fue de Tisbe de Galaad, se convirtió en uno de sus moradores durante toda su vida. De acuerdo con algunas investigaciones, esta región guarda especial relación con Lisdib, cuyas ruinas arrojan cierta evidencia en la actualidad.

Pasajes en los que aparece el término Tisbita

Podríamos decir que la palabra Tisbita se ubica una sola vez en el primer libro de los reyes. Se nos menciona allí que Elías, de los moradores de Galaad, se comunicó con Acab. En su discurso, le hizo saber que Jehová Dios de Israel, que aún vivía y que nadie le alejaría de su presencia.

Todo esto tuvo que ver con la predicción de la sequía. Elías Tisbita le advirtió a Acab que se devolviese al oriente, porque lo más sabio sería esconderse en el arroyo de Querit. De sus aguas podría beber y los cuervos le darían de comer. Así lo hizo conforme a la voluntad del creador, antes de que no lloviera más sobre la tierra.

Enseñanzas de Elías el Tisbita

Sabemos que Elías el Tisbita fue uno de los siervos del señor que se encargó de advertir a los hijos de Israel que, en cierta oportunidad, hicieron caso omiso de sus mensajes. En aquella época, tuvo un rey inicuo, que les hizo caer en pecado.

En los escritos de los reyes aprendemos acerca de Elías, a quien todos llamaban el Tisbita. Dios le concedió el poder para cerrar los cielos y que se generase una gran sequía en Israel. No sin antes dar una voz de alerta a aquellos personajes que el señor consideraba dignos.

El Tisbita nos enseña a hacer caso de la voluntad de Dios, a obedecer a todo los que nos dicen sus leyes y sus siervos. Al final de cuentas, sus actos son para nuestro propio beneficio. Al igual que hizo Elías, debemos demostrar la fe puesta en manos del Altísimo.

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