Suegro significado bíblico

suegro

Definición. El significado bíblico de suegro, es padre del marido de una mujer. Dentro del contexto sagrado se le menciona mucho a partir del libro del Génesis, Samuel y Rut. Este término es hebreo y su raíz Jam o ja-thán quiere decir formar una alianza matrimonial.

Asimismo, existe un vocablo del género femenino llamado  ja·móhth que se emplea para designar a la suegra de la esposa.

En tanto que, hay pasajes de Miqueas que revelan que algunos de los enemigos del hombre son los de su propia casa. Aquí hace referencia al suegro y a los hijos que son desobedientes.

Por su parte, Salatiel fue uno de los que siguió la costumbre judía respecto al matrimonio y los vínculos que se tenían con el suegro. Pues, por aquellos días existían normas en las que las familias de las parejas se convertían en las propias.

Es así, como al padre de Jesús le reconocían por formar parte de la línea sanguínea de Heli, quien era su suegro y progenitor de María.

Sin embargo, las personas le consideraban como si fuese su propio hijo. De tal modo, contaban con una genealogía bastante extensa con base a sus ascendientes.

Suegro en las sagradas escrituras

Las historias anecdóticas en donde aparece la palabra suegro son extensas. De hecho, se maldecía a quienes mantenían relaciones sexuales con esta clase de parientes. Esto se expresa en el libro de Deuteronomio y se nos dice que todo el pueblo les repudiaría.

Además, en los registros de los reyes podemos observar que Salomón tuvo parentesco con el Faraón  porque se llevó a su hija.

Mientras que en jueces, se habla de la mujer de Sansón y se hace referencia a la relación entre suegro y yerno.

Suegro y la alianza matrimonial

El papel del suegro en las sagradas escrituras siempre fue relevante. Las parejas, que todavía no se casaban y que solo estaban comprometidas, ya estrechaban vínculos con sus parientes.  Así no se hubiese celebrado la boda, ya se les catalogaba como nueras.

Vemos la relevancia de esto en el siguiente versículo de Jueces 19:5. 'Al cuarto día, cuando se levantaron de mañana, lo hizo también el levita para marcharse; y el padre de la joven dijo: Conforta tu corazón con un bocado de pan, y después os iréis'.

Asimismo, los yernos guardaban una relación especial con el suegro, quien en la mayoría de las veces les correspondía con cuidados y atención.

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