Polvo significado bíblico

polvo

Definición. El significado bíblico de polvo hace alusión a la palabra hebrea aâfar, siendo utilizado dentro de las santas escrituras con bastante fervor y simbolismo. El polvo en sí, es del conjunto de pequeñas partículas sólidas que se forman de manera natural. Estas son ligeras, por lo que es muy fácil de trasladarse mediante las corrientes de aire.

Cuando se presenta una gran aglomeración de este material, es común que se produzca una tormenta de este material, convirtiéndose en una catástrofe. El polvo es una creación de Dios, siendo elemental para el bienestar de la humanidad y todos los seres vivientes del planeta. Esto se debe a que dicha partícula se encuentra inmersa dentro de varios procesos meteorológicos, como la condensación.

Además, que ayuda a la dispersión de los rayos del sol, permitiendo que se pueda ver con mayor facilidad.
No obstante, el significado bíblico de polvo tiene un valor simbólico amplio, comenzando desde el Génesis. Según las santas escrituras, el primer hombre se creó a través el polvo del suelo a imagen y semejanza de Dios.

Luego, una vez este pecara en contra del Creador, Dios expresó 'polvo fuiste y al polvo volverás'. De esta forma, nació una de sus primeras alegorías, el sinónimo de aniquilación. Este no solo representa fragilidad y mortalidad, sino que al mismo tiempo es muestra de humildad.

¿Qué simbolismo se le dio al polvo en la Biblia?

El simbolismo bíblico de polvo varía mucho dependiendo del momento histórico, puesto que también se usó para dar alusión a las multitudes. En la Biblia, cada vez que se mencionaban las partículas del mismo era símil de cosas gigantes. En algunas ocasiones, hasta las limitaciones del hombre ante Dios.

A lo largo de los libros del evangelio, se nota que el polvo del suelo era marca de las personas más sencillas dentro del pueblo. Asimismo, en el Nuevo Testamento, echarse esta partícula sobre sus cuerpos, era una señal de duelo, luego del fallecimiento de alguien.

De la misma manera, se emplea esta partícula como muestra destrucción y humillación. Este hecho puede verse planteado con la pérdida de Jerusalén cuando los Babilonios atacaron a la ciudad. En ese momento, los ancianos colocaron dicha partícula sobre su cabeza. Mientras que algunos hombres se sacudían el polvo de sus pies, como señal de falta de responsabilidad. Esperando así que Dios fuese el encargado de hacer justicia.

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