Monumento significado bíblico

Definición. El significado bíblico de monumento, es construcción u obra pública de gran valor artístico y arqueológico. Entre las más populares de los tiempos antiguos, destacan las estatuas, memoriales, inscripciones o sepulcros en los que se dispuso a grandes personajes de la historia de la humanidad.

Si a alguien se le edificaba un monumento, era porque sus acciones sobresalían al considerarse de carácter heroico. Esta clase de sucesos representaron un gran aporte para los investigadores de la historia o aquellos que se dedicaban a averiguar cualquier hecho del pasado.

¿Cuál era el objetivo del monumento antiguo?

La construcción de esta clase de sitios permitía rememorar a alguna persona que se consideraba importante. Asimismo, aconteció con sucesos históricos que marcaron un antes y un después en la humanidad.

Conviene señalar que el monumento antiguo era una obra destinada de manera abierta para el público. Tanto las esculturas como los grabados, se hacían con la finalidad de perpetuar el recuerdo de alguien o algo. Los hechos memorables eran dignos de esta clase de servicio.

El monumento bíblico

En las santas escrituras suele llamarse monumento a los memoriales que incluyen elementos arquitectónicos importantes de los tiempos antes y después de cristo. Es así como encontramos piedras del lecho del Jordán, registros de las derrotas de varios personajes en la batalla o los elementos que se colocaban sobre los hombros del sacerdote en el efod.

Existe otra clase de monumento, se trata de aquellos lugares que marcaron un precedente en la historia. Por ejemplo, Betania, donde Juan Bautizaba, el Monte Sinaí en el que Jehová se congregaba con sus hijos o las ciudades de Sodoma y Gomorra.

Podría decirse que otro monumento fue la vía dolorosa, una calle situada en la vieja Jerusalén, en donde se dice, Jesús cargó con la cruz. También hubo un sitio llamado cenáculo, ahí cristo compartió con los apóstoles su última cena antes de la crucifixión.

Otros monumentos de la antigüedad

La Biblia nos dice que Dios introdujo a los israelitas en la tierra prometida, a causa de ello, se levantaron dos monumentos en el sitio donde cruzaron el Jordán. Su empleo consistía en rememorar aquel suceso milagroso que les permitió atravesar los ríos sin problema.

Otro monumento de la antigüedad es en el que Dios se apareció en visión nocturna para confirmar que heredaría el pacto que realizó con Abraham. En ese día, Jacob tomó una piedra que erigió tal si se tratase de una columna, después, la ungió con aceite. A aquel lugar se le reconoció como Betel.