Juramentar significado bíblico

juramentar

Definición. El significado bíblico de juramentar, es hablar u obrar diciendo la verdad, como si se estuviese frente a la presencia sagrada de Dios. Las palabras que se realizan en juramento, no pueden ser falsas o carentes de sentido.

Quién se atreve a juramentar, está consciente de las promesas que pacta o proyecta hacia el futuro. Estas cosas no sólo ocurrieron dentro del contexto sagrado, sino también en la actualidad, en torno a todo lo que rige la ley.

Uel va a juramentar con Dios

El viejo testamento nos cuenta la historia de Uel, quién fue a juramentar con Dios al lado de sus compañeros. Ellos cometieron un error al contraer matrimonio con mujeres extranjeras y procrear hijos. A razón de eso, los varones llevaron a cabo un pacto sagrado con Dios, de la mano de Esdras, quien para ese entonces era su líder espiritual.

Dado que, ellos fueron a juramentar, tuvieron que cumplir una nueva ley en la que seguirían a cabalidad los mandamientos del señor. Ese día participaron los príncipes de los sacerdotes, la corte de los levitas y los israelitas que cometieron la traición a los estatutos de la divinidad.

Hay que señalar que Johanán permaneció en una cámara sin comer o beber agua durante muchos días. Él se sintió triste y avergonzado por el pecado que cometieron todos aquellos que después fueron a juramentar, para que se les absolviera de sus culpas.

El acto de juramentar y la obediencia

En Josué 6:26 encontramos la siguiente cita bíblica 'En aquel tiempo hizo un juramento, diciendo: Maldito delante de Jehová el hombre que se levantare y reedificare esta ciudad de Jericó. Sobre su primogénito eche los cimientos de ella, y encima de su hijo menor asiente sus puertas'.

Este capítulo nos narra diversas instrucciones divinas, dándonos a entender todo acerca de la toma de Canaán y el combate con las fuerzas militares de Jericó. Josué no solo advirtió respecto al acto de juramentar, sino también infundió aliento y ánimo para que los israelitas confiaran en las palabras del señor.

En esta nueva etapa, Dios quiso que sus hijos hicieran caso de sus ordenanzas, que fuesen del todo obedientes. La conquista de la tierra era asunto divino, por eso, los hombres y mujeres tenían que seguir los pasos que les conducirían hacia la victoria.

Podemos aprender la forma en la que el señor les guío y se llenó de gloria eterna por las promesas que cumplió a los antepasados de los israelitas.

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