Enón significado bíblico

Definición. El significado bíblico de Enón es fuente de agua. Este era un lugar que estaba en las cercanías de Salim. Al parecer, en esa zona, abundaban los manantiales, lo que era propicio para el ministerio de Juan el Bautista. En esas masas acuosas sumergía a las personas que se arrepentían de sus pecados.

¿Cómo llegó Juan a Enón?

Este hombre, quien era primo de Jesús, vivió los primeros años de su vida en Judea, junto a sus padres. Sin embargo, Jehová le había encargado una tarea muy importante, por lo que se hizo fuerte en espíritu. En su tercera década de existencia, comenzó su ministerio. No hay información que indique que participara en algún servicio sacerdotal en el templo.

Esta labor que debía cumplir consistía en predicar a sus hermanos. Estos tenían que arrepentirse de sus pecados, antes de que llegara el reino de los cielos. El hombre sobresalía de los demás, porque llevaba como prendas de vestir el pelo de camello y un cinturón de cuero. Era una apariencia muy similar al profeta Elías.

Por guía divina, Juan se trasladó hasta el Enón, donde comía langostas y miel silvestre. Jehová lo llenó de sabiduría para enseñarles las verdades a los judíos. Por eso, un grupo de personas lo seguían y lo respetaban. Incluso, algunos lo llamaban Rabi o maestro.

Para el momento en el que empezó a predicar, todavía se regían por el pacto de ley. De manera que los judíos tenían que hacer sacrificios de animales y así recibir el perdón de Dios. Sin embargo, Juan sumergía a la gente en las aguas Enón para limpiarlos de toda contaminación. Su obra se limitó a los miembros de su nación y los prosélitos.

¿Se bautizó Jesús en Enón?

No hay información específica que avale esta afirmación. Sin embargo, tampoco hay dudas de que ese suceso ocurriera en ese lugar. Muchos de los discípulos de este hombre se esparcieron por la región, siguiendo sus pasos. Aun así, él se mantuvo en la misma área. Por eso, se presume que el Mesías llegó hasta Enón para ser sumergido allí.

Claro está, el bautismo de Jesús fue diferente al de las demás personas, puesto que él no había cometido ningún pecado, ni faltó al pacto de ley. Sin embargo, era necesario que tomara la iniciativa de hacerlo para cumplir las palabras que con anticipación se escribió sobre él. Además, después de esto, él recobró sus recuerdos de su vida pre-humana.