Cuenca significado bíblico

cuenca

Definición. El significado bíblico de cuenca, es una presión que se encuentra sobre la superficie terrestre. Por lo general, a su lado se aprecian valles altos que destacan entre el paisaje. Asimismo, es posible observar aguas que fluyen hacia la misma causa, desembocando en ríos o lagos.

En la cuenca del Mediterráneo se encontró un árbol antiguo llamado granado. Se dice que allí se reunían varias de estas especies o se cultivaban desde hace mucho tiempo en zonas similares.

La cuenca y los ríos de la Biblia

Como bien sabemos, una cuenca es un territorio donde las aguas afluyen hacia un mismo lago, mar o río de la tierra. En las santas escrituras se encuentran numerosos lugares colmados de agua, en los que los personajes antiguos estuvieron presentes.

Vemos entonces que la cuenca y los ríos, figuran de manera prominente en la Biblia. En el plano físico, nos mantienen en la tierra a través del sustento y la vida que no podría llevarse a cabo en condiciones de sequía.

En la cuenca que desemboca a los canales con abundante agua, encontramos los mismos orígenes de la historia bíblica. Estos sitios estaban dispuestos cerca de algunas ciudades que se le otorgaron a los hijos de Dios en modo de heredad.

La cuenca y el río Jordán

Si bien es cierto, la cuenca y muchos ríos tuvieron un rol resaltante en las escrituras, pero el más destacable de todos los tiempos siempre fue el Jordán. En la Biblia se menciona más de setenta veces, siendo una frontera natural qué circula entre la tierra prometida y los territorios de las tribus de Israel.

Cerca de la cuenca del río Jordán se llevaron a cabo múltiples acontecimientos. Uno de ellos tiene que ver con el día en el que los cuervos alimentaron al profeta Elías de manera milagrosa. Otro se representa como un símbolo de fertilidad y vida en medio del desierto por el cual tuvieron que transitar hombres y mujeres en su camino hacia Canaán.

El bautizo de Cristo en la cuenca

Quizá la cuenca más sobresaliente de las escrituras, es la del río Jordán, aquel lugar en donde Juan el bautista llevó a cabo su predicación de conversión. Además, allí bautizó a Jesús y gracias a eso, pudo comenzar a difundir su mensaje de amor y esperanza para los pueblos.

En este sentido, la cuenca del Jordán es una metáfora de la renovación de la promesa que Dios hizo a los antepasados de los israelitas.

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