Compañía significado bíblico

compania

Definición. El significado bíblico de compañía, es cercanía de las personas o animales en un mismo sitio en un lapso de tiempo determinado. La palabra tiene relación con la amistad, puesto que, se mantienen juntos o reunidos por voluntad propia.

Dentro de las santas escrituras, el término compañía a veces se traduce como escuadrón, banda o grupo de personas que permanecen en unión. Podría deberse a que tienen un propósito similar, bien sea de carácter familiar o militar, como sucedió en la antigüedad en el caso de los romanos.

La compañía auxiliar

La compañía se identificaba en gran medida con las cohortes legionarias pertenecientes al reinado de Augusto. Podía integrarse hasta por quinientos o mil hombres que ni siquiera eran ciudadanos, pero que cumplían un rol preponderante en los cuerpos de infantería.

La compañía auxiliar se caracterizó por sus nombres de carácter geográfico y porque los soldados se registraban allí de manera voluntaria. Estas estuvieron bajo el mando de los prefectos, es así que aparecen mencionadas en el nuevo testamento como la italiana y la Augusta.

La compañía que pertenece a todos

El vocablo compañía posee un significado general o universal que hace referencia a un grupo de personas que permanecen unidas. Las razones para ello podrían deberse a un esquema organizativo como los comerciantes, sociedades secretas, gente que tiene iguales responsabilidades o que viven en un mismo lugar.

La compañía en la presencia sagrada de Dios

En los diferentes escenarios bíblicos es común apreciar la compañía de Dios para con sus siervos o guerreros que lucharon por sus ideales y por defender a sus hermanos. El espíritu del señor permaneció en medio de ellos, conforme el pacto que trazó con sus antecesores el día que salieron de Egipto hacia la tierra en la cual brotaba miel y leche.

Recordemos también que el pueblo tuvo que hacer caso a las órdenes de Zorobabel, quien era gobernador de Judá. Fueron épocas difíciles, sobre todo, durante el exilio de Babilonia, viviendo como podían y sin sentir un sentimiento de felicidad que colmara sus almas. Sin embargo, la compañía de Dios siempre estuvo presente, jamás les abandonó.

A pesar de la situación tan precaria que vivieron muchos hombres y mujeres, no dudaron en levantar edificios o altares en los que alabar a Jehová. Los hijos de Israel demostraron su lealtad y fueron capaces de terminar su obra porque se sentían a salvo en la compañía que el creador les proporcionaba, además, de la seguridad que infundió en sus espíritus.

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