Trance significado bíblico

trance

Definición. El significado bíblico de trance, es estado en el que una persona manifiesta fenómenos sobrenaturales en su cuerpo. De manera similar al estado de embriaguez, sus sentidos se alteran por un cierto lapso de tiempo.

La palabra trance también hace referencia a un estado o tiempo de la vida que ya está próximo a culminar. Se asocian entonces con la etapa de la muerte que a veces llega a las personas de una manera inesperada y trágica.

El trance denota el estado en el que el alma se siente en una unión de carácter místico con el creador del universo.

Caer en trance en el espíritu

Cuando hablamos del trance en el espíritu, nos referimos al acto que cometen los ministros al colocar las manos sobre las personas que de inmediato caen al suelo. Se dice que tales cosas ocurren por el poder de Dios que afecta a los seres humanos en la tierra.

En la mayoría de los casos en que se realiza el trance espiritual, los oficiantes emplean pasajes bíblicos. Los que resultan afectados se quedan privados o si estuviesen muertos, no sabiendo qué hacer al respecto.

¿Cómo era el trance en la antigüedad?

En el caso de que una persona cayera postrada o estuviese en trance, se asociaba con visiones procedentes del señor que se le aparecían de modo inesperado. Este tipo de cosas se relacionaban con la transfiguración de Cristo que se describe en los pasajes del libro de Mateo.

Sin embargo, existen actos en los que se ve una especie de trance anti bíblico. La razón es que, el hombre o la mujer responde al toque de otro ser humano o, mejor dicho, al orador que mueve su brazo para ejercer un impulso sobre ellos.

En este contexto, podemos apreciar una enorme diferencia entre el trance de la antigüedad y el de la modernidad que se sigue realizando en ciertas iglesias de dudosa procedencia. Además, los casos bíblicos fueron bastante esporádicos, lo que significa que ocurrieron escasas veces en la vida de las personas.

Principales diferencias entre ambos trances

El trance de la actualidad se caracteriza por ser un fenómeno que pasa en eventos religiosos cada semana. A diferencia de lo que ocurría en el pasado, se trata de una experiencia que les sucede a muchas personas todo el tiempo. Quizá por eso, se dice que esta clase de cosas no vienen por parte del Espíritu Santo, ni mucho menos del creador del universo.

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