Simonía significado bíblico

simonia

Definición. El significado bíblico de Simonía, es compraventa que se basa en la adquisición u ofrecimiento de productos espirituales como los sacramentos, o cualquier tipo de beneficio que involucre a la iglesia.

El nombre de Simonía proviene de un mago llamado Simón, que aparece numerosas veces dentro de los pasajes bíblicos. Este personaje no suele tener una connotación positiva, puesto que, realiza actividades que no van con los principios de la fe.

Cristo y la Simonía

También existe una anécdota de la Simonía en los versículos del Nuevo Testamento. Tiene que ver con el día en el que Jesús entró en el templo y armó revuelo al darse cuenta de que todos comerciaban en la casa de su padre.

Cristo se encargó de volcar las mesas de aquellos que cambiaban dinero o de tirar las palomas que se colaban a la venta. La Simonía causó gran impacto en él, quién dijo a los presentes que estaban convirtiendo la casa de oración en una cueva de ladrones.

Algunos ratifican que el suceso del templo no es como tal una Simonía, pero afirman que si mantiene cierto parecido. Los pasajes del libro de Mateo son bastantes claros con esta situación que aconteció miles de años atrás.

¿Es la Simonía herejía?

Se dice que la Simonía es una de las primeras herejías que tuvo orígenes muy antiguos y a la que se enfrentó la iglesia primitiva. Esta palabra designa el pecado de obtener prendas o beneficios eclesiásticos por una suma significativa de dinero.

La Biblia nos dice que la Simonía es parte de una de las herejías que nos alejan del camino de la misericordia y de la piedad del señor. También se le concede un carácter de pecado que se transforma en un error en el que caen muchas personas.

¿A qué se dedicaba Simón el mago?

Este hechicero, que cita las escrituras, trataba de comprar dones espirituales por medio del dinero, a causa de obtener un beneficio mayor sin tanto esfuerzo. Antes de que se adentrara como tal en la Simonía, él ya practicaba el arte de la magia y gracias a ello, deslumbraba a los samaritanos.

Ciertos hombres y mujeres llegaron a profesar las palabras del precursor de la Simonía, por eso le seguían y creían que su fuerza provenía de Dios. Sin embargo, algunos lograron alejarse de este camino cuando Felipe comenzó a anunciar las buenas nuevas del reino del señor en el nombre de Jesucristo.

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