Rociamiento significado bíblico

rociamiento

Definición. El significado bíblico de rociamiento, es acción de esparcir un líquido sobre una persona o un objeto. En la antigüedad, se relacionó con la aspersión o el perdón de los pecados de los hombres, una prenda de eficacia de los sacrificios de expiación por las culpas.

La palabra rociamiento se asocia de igual modo con el hecho de derramar sangre, en este caso, por parte de Jesucristo al salvar a la humanidad. Se trató entonces en un acto realizado de manera voluntaria y no como sucedió con la lanza que atravesó su costado y le hizo botar sangre mezclada con agua.

Eficacia del rociamiento en la purificación

El rociamiento se practicó con la finalidad de limpiar los corazones de los creyentes que cometieron malos actos, ofendiendo el nombre del señor. Estos se caracterizaron por tener conciencia de culpa. Cuando los sacerdotes esparcían el agua sobre sus cuerpos, se redimían de sus pecados, recibiendo consigo el perdón.

En este sentido, podría decirse que el rociamiento mantiene relación estrecha con el bautismo, dado que, ambos se llevan a cabo de la mano de personas que tienen la autoridad de Dios. El término mojar sería una variante considerando que se echaba agua que poseía una especie de simbolismo.

Orígenes del rociamiento

El rociamiento comienza a mencionarse en el antiguo testamento, junto con los verbos esparcir con fuerza. En los pasajes del libro de Job, se hace referencia a sangre que se echaba desde una vasija y que se rociaba con el dedo.

Hay que señalar que la sangre que se implementaba en el rociamiento de la antigüedad, se tomaba de los animales. Servía para los sacrificios y se recolectaba de modo muy cuidadoso. Más adelante, se arrojaba en la base del altar.

En ciertos versículos del libro de Levítico, se nos dice que el rociamiento se hacía con el dedo en los vestidos de Aarón, quien se desempeñó como sacerdote de Dios. En otras ocasiones, se colocaba delante del velo del tabernáculo o en los hombres que deseaban curarse o limpiarse de la lepra.

El rociamiento con agua también tuvo lugar en el antiguo testamento, se menciona con el fin de erradicar las impurezas de los cuerpos de los hijos de Dios. Tal práctica se llevaba a cabo junto con otros elementos en el caso del aceite que permitía purificar el espíritu de los varones y mujeres que padecían enfermedades o que albergaban al demonio en sus almas.

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