Partos significado bíblico

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Definición. El significado bíblico de Partos es personas pertenecientes o provenientes de Partia. Esta nación forma parte de la historia humana desde antes que Babilonia fuera conquistada por los persas. Aunque se les incluía en los territorios de este imperio, no se les dominó por completo.

¿Dónde se ubicaba el pueblo de los Partos?

Ese gobierno se situaba al sureste del mar Caspio, con el tiempo se expandió aún más. Así que llegó a abarcar desde el Éufrates hasta la India. Esto demostraba que los habitantes de ese sitio podían someter a su enemigo sin ningún problema. Algunos especialistas pensaban lo contrario porque es una región poco famosa.

Cuando el imperio medo-persa, comando por Ciro, conquistó a Babilonia, demostró su gran poderío. Cabe destacar, que esta victoria se alcanzó porque se estaba cumpliendo una profecía con muchos años de anticipación. Por lo que no se le puede atribuir al líder ni a una fuerza militar insuperable. Aun así, no se niega que ellos tenían un gran ejército que pudo someter a los Partos.

Luego pasaron a pertenecer a la potencia griega, encabezada por Alejandro Magno. Sin embargo, al morir este hombre, el reino se dividió en cuatro secciones. Esa separación debilitó la grandeza y el ejército, por los que los Partos aprovecharon de rebelarse contra sus opresores y alcanzar su independencia.

Después de eso, no pudieron ser sometidos de nuevo por otra nación o imperio. Incluso la potencia romana no consiguió arrodillarlos ante ellos. La libertad de este pueblo se mantuvo por muchos siglos. Más bien, los Partos ocuparon Judea por un tiempo, hasta que Roma conquistó el lugar.

¿Por qué había Partos en Jerusalén?

Durante el éxodo judío, muchas personas se dispersaron por distintos puntos de la tierra. Estos llevaron sus costumbres y creencias a esos sitios. Uno de las áreas donde se estableció un grupo, fue en la región de los Partos. Cada año estas familias volvían a Jerusalén para celebrar las fiestas y llevar sus ofrendas.

En esas caravanas iban judíos naturales y los prosélitos. Estos últimos eran personas que no tenían ascendencia israelita, pero se convirtieron al judaísmo. En el año 33 E.C. mientras se daba la fiesta del Pentecostés, unos 120 hombres se reunieron.

En ese momento Dios derramó su espíritu santo en estos discípulos, para que pudieran darles el mensaje a las personas que estaban de visita. Así fue como ellos comenzaron a hablar en lenguas y predicarle a Partos, entre otros grupos.

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