León significado bíblico
Definición. El significado bíblico de león es el nombre con el que se conoce a uno de los animales más feroces del mundo. También se le denomina como el rey de la selva, pues ninguna otra bestia le es rival.
Esta fiera es abundante en África y en algunos lugares de Asia meridional. En épocas pasadas, también se veían en Europa, en especial en Grecia. En Palestina eran frecuentes en los tiempos del Antiguo Testamento.
Leones en las sagradas escrituras
El término león en la Biblia se usa para hacer comparaciones. Por ejemplo, se habla de que un hombre valiente, tiene el corazón fuerte como un león. Por lo que, el valor es sinónimo de estos gatos gigantes.
De igual forma, se habla de los dientes y muelas grandes para hacer alusión a un pueblo bravo, enojado y con hambre. Así mismo, en un pasaje se muestra que se debe atacar tal cual un león. Es decir, agazaparse y acechar a las presas con el objetivo de no ser vistos.
Los leones salvajes se robaban el rebaño de los pastores, así se lo explica David a Saúl. Donde le contaba lo que sucedía cuando él cuidaba las ovejas y corderos de su padre.
León en Roma
Para los romanos, el león era muy importante, pues era un símbolo en todo el imperio. Estos usaban una imagen en los escudos de los soldados, en las banderas y en algunos sellos.
La figura representada era una especie de leopardo con patas de oso, pero con la cabeza de un león. Este símbolo mostraba la fuerza de las tropas y pretendía infundir respeto y miedo en los enemigos.
La silueta no fue de manera completa algo original, sino que la tomaron prestada de las autoridades griegas. A la cual hicieron modificaciones y la adaptaron para ellos.
De igual modo, el león mostraba la fuerza del gobierno en los juicios y castigos a los ladrones, esclavos y demás. Pues, era una práctica usual que encerraran a personas en el Coliseo con el fin de que lucharan contra felinos hambrientos.
El ejercicio era un acto de diversión para los representantes de régimen, pues se sentaban a mirar el espectáculo. Así mismo, invitaban a los más acaudalados de la ciudad y muchos otros individuos a la matanza.
Esto también era un acto que hacían los jefes helenos, como se puede saber en la historia de Hércules o Heracles.