Lahmi significado bíblico
Definición. El significado bíblico de Lahmi es mi pan. Con este nombre se identifica a un hermano de Goliat, quien batalló en contra del pueblo de Israel. Al igual que muchos de sus coterráneos, murió a manos de un israelita. Con eso, se demostraba qué nación estaba de parte de Dios.
¿Falleció Lahmi a causa de David?
La respuesta es no. Si bien es cierto, ese joven intrépido logró acabar con este gigante que amenazaba y se burlaba de Jehová. Por eso, Dios usó a un muchacho con una honda y unas piedras para darle muerte. Eso demostró que hasta el hombre más imponente y poderoso, no es nada ante el creador.
Ahora bien, los filisteos siempre querían apoderarse de las tierras y de los habitantes de Israel. Así que el relato de David y Goliat no fue su único encuentro. Sus historias de batallas son muy largas. Además, según el registro bíblico, este monarca no asesinó con sus manos a Lahmi.
Entonces, ¿Quién le dio muerte? En 1 Crónicas 20:5 se indica que Elhanán el hijo de Jaír, que logró quitarle la vida a este hombre. Se presume que el hermano de Goliat no tenía la misma altura o peso, ya que la Biblia no lo menciona. Lo que sí es probable, es que fuera un soldado mercenario. Aun así, sus habilidades no superaron el apoyo que Jehová le dio a su ejército.
¿Por qué algunos afirman que Elhanán fue el que derribó a Goliat?
Esta pregunta ha causado mucha controversia, sobre quién fue el verdadero de Goliat y si Elhanán era hijo de Jaír o más bien era betlemita. Para resolver esta duda hay que analizar varias cosas. Primero, el registro bíblico se mantenía en el tiempo gracias a los copistas. Estas personas eran muy cuidadosas al realizar su labor, al punto de contar cada una de las letras para asegurarse de no cometer errores.
Sin embargo, estos hombres eran imperfectos y podían equivocarse. Esto puede ser la causa de que en 2 Samuel 21:19 se mencione que Elnahán derribó al gigante, cuando en realidad era a su hermano Lahmi.
Otra cosa que sustenta esta teoría, es que se dice que Elnahán era de betel, cuando este pertenecía a la casa de Jaír. Tal vez, ese copista no tradujo bien las palabras hebreas y el error haya pasado de una persona a otra. Esto no le quita veracidad a la Biblia, sino que demuestra que los humanos tienden a fallar.