Fenice significado bíblico

fenice

Definición. El significado bíblico de Fenice, es puerto que se encontraba al sur de la isla de Creta. Se dice que los marinos que llevaron a Pablo a Roma pasaron por ahí, algunos dijeron que no era cómodo para invernar.

Respecto a la ubicación de Fenice, solo sabemos que estaba al oeste de Bellos Puertos, en la costa sur de Creta. Sin embargo, no se tienen más datos geográficos que nos permitan conocer su paradero actual. Algunos investigadores consideran que estaba cerca de Lutro o de Fineka.

Es posible que la traducción de Fenice signifique palmera de dátiles, más, no se precisa información exacta al respecto. Los textos griegos originales son confusos.

Fenice y el viaje de Pablo a Roma

Luego de la venida de cristo al mundo, Pablo cayó como prisionero y le entregaron junto con otros presos a un centurión llamado Julio. Este trabajaba para la compañía Augusta. Todos los varones se embarcaron en una nave que recorrería diversas locaciones, entre ellas, estaban los puertos de Asia.

En el mismo episodio en el que se hace referencia a Fenice, encontramos citas interesantes que afirman que al lado de Pablo estuvo Aristarco, macedonio. El recorrido fue largo, porque navegaron muchos días despacio, hasta arribar a Buenos Puertos.

Allí, cerca de la ciudad de Lasea, el apóstol de Jesús se dio cuenta de que el viaje se demoraba y que la navegación se hacía peligrosa. Él creía que antes de llegar al puerto de Fenice, perderían su cargamento, así como la vida de muchas personas.

A pesar de las advertencias de Pablo, el centurión no escuchaba sus palabras, solo daba crédito al patrón de la nave y a quien iba dirigiéndola.

¿Qué sucedería en Fenice?

La embarcación de Pablo estaba buscando un sitio que fuese cómodo para pasar el invierno. A los marineros se les aconsejó arribar en la ciudad de Fenice, dado que, había toda clase de entretenimiento y quizá sus condiciones fuesen más óptimas.

A pesar de todo, las predicciones fueron malas, porque luego de zarpar, se levantó contra ellos un viento huracanado llamado Eurocludon. En este sentido, los tripulantes tuvieron que dejar conducir el barco que no resistía el viento.

Al final tiraron de la vela y permitieron que el huracán encaminara a su nave. La gran mayoría de ellos hizo lo posible para que no se presentasen más percances en su camino. Por lo tanto, al día siguiente decidieron aligerar sus cargas, echando los aparejos de la nave.

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