Evil-merodac significado bíblico

evil merodac

Definición. El significado bíblico de Evil-merodac, es uno de los reyes de Babilonia que fue hijo de Nabucodonosor II. Tiene relación con la alabanza a un Dios de esta cultura llamado Bel, al que los pobladores de tal región rindieron culto durante mucho tiempo pensando que obtendrían sus múltiples bendiciones y recompensas.

Evil-merodac y la liberación de Joaquín

El día que Joaquín recibió la libertad, se regocijó con la alegría del pueblo de Babilonia. Antes de ello, el rey nombró a Gedalías para que gobernase y protegiese a los judíos en cuanto emergieron de su ciudad natal.

Hay que señalar que Joaquín salió del cautiverio a los treinta y siete años, en el mes duodécimo y en el período en el que Evil-merodac ejercía su gobierno. Fue este personaje el que le sacó de la cárcel y le habló con palabras sabías, colocando su trono más arriba que el de los demás de Babilonia.

Asimismo, el rey Evil-merodac cambió los vestidos del prisionero Joaquín y comió a su lado todos los días por el resto de su vida. Se caracterizó por el buen trato que le proporcionó y es por ello que se le reconoció de gran manera a lo largo de los pasajes de la Biblia.

La caída de Jerusalén y la participación de Evil-merodac

En lo que escribió Jeremías en el antiguo testamento, se nos indica que en el noveno año de Sedequías, se acercó Nabucodonosor con su ejército contra Jerusalén y por ello, la sitiaron. Poco tiempo después, se abrió una brecha en el muro de la ciudad y entró la corte de los príncipes del rey de Babilonia, integrada por Nergal-sarezer, Evil-merodac, Sarsequim, entre otros.

Cuando el rey de Judá vio a Evil-merodac y a quienes le acompañaban, los hombres de guerra decidieron huir de noche por el camino del huerto y así también lo hizo Sedequías. Sin embargo, el grupo de los caldeos les tomó en los llanos de Jericó y le hicieron ascender a la tierra en la que se encontraba Nabucodonosor.

En este acontecimiento, el rey degolló a los hijos de Sedequías y a todos los nobles de Judá. Le sacó los ojos a su alto mandatario y le llevó hacia Babilonia. A raíz de ello, los caldeos prendieron fuego a la casa del monarca y a la de los pueblos, derribando a la vez los muros que bordeaban la ciudad de Jerusalén.

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