Bel significado bíblico

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Definición. El significado bíblico de Bel es amo o dueño. Este fue uno de los dioses de los babilonios. En cierto momento, cobró tanta importancia que desplazó a los otros. Por lo general, ese pueblo acostumbraba a tener más de un ídolo, incluso formaban grupos de tres pensando que les darían más bendiciones.

Vídeo sobre el significado bíblico de Bel

¿Por qué el imperio babilónico adoraba a Bel?

Desde que la ciudad de Babilonia fue fundada por Nemrob, sus habitantes lo tuvieron en alta estima. Esto era porque fue su fundador, organizador, edificador y primer rey. Así que crearon imágenes con algunas características de animales y humanas. Estas criaturas recibían un nombre y las personas podían hacerle sacrificios y ofrendas de veneración.

Esa práctica no era exclusiva de esta nación, ya que muchas pruebas arqueológicas demuestran que otras culturas hacían lo mismo. En el caso de Babilonia, su primer dios fue Marduk. Algunos dicen que este era una representación de Nemrob. Sin embargo, no hay pruebas suficientes que apoyen esta teoría.

Ahora bien, lo cierto es que los babilonios llegaron a tener santos patronos, que según su costumbre los protegían de los enemigos y los desastres naturales. En cierto momento, Bel se convirtió en la figura central de adoración de esa nación. Aunque se le sumó a una tríada, luego los habitantes de la región lo pusieron como su deidad principal.

¿Por qué Jehová dirigió su atención a Bel?

Cuando los babilonios se convirtieron en un imperio, atacaron al pueblo de Dios. Destrozaron sus ciudades, saquearon el templo y se llevaron cautivos a sus habitantes. Si bien es cierto, esto formaba parte del castigo hacia los israelitas por su mal comportamiento, también es claro que no respetaron la santidad de la casa del señor.

Por eso, Jehová por medio de sus profetas Isaías y Jeremías, prometió que esta deidad caería de una forma vergonzosa. Junto a él, la ciudad que cuidaba le pasaría lo mismo. Así que, un comandante de nombre Ciro, tomaría el sitio sin tener que esforzarse mucho. Unos siglos después, los medos y los persas, cumplieron con estas palabras.

A Bel y todas las imágenes de adoración se las llevaron, como si fueran un simple equipaje que cargara un burro. El poder que los babilonios pensaban que tenían estas criaturas, no iba a salvarlos de la mano de sus enemigos. Por eso, Jehová obligaría a Bel a devolver tanto a los israelitas como a los utensilios del templo.

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