Director del coro significado bíblico
Definición. El significado bíblico de director del coro, es uno de los músicos principales al servicio de Jehová.
Es por eso, que este término figura múltiples veces dentro de los más de cincuenta salmos que existen y se registran en la Biblia.
Asimismo, el director del coro tuvo relación estrecha con el vocablo Neginot. Puesto que, este indicaba la concentración de instrumentos musicales que pertenecieron a los tiempos antiguos.
Y que a la par, fueron tan relevantes para los textos sagrados y quienes se dedicaban a la alabanza hacia Dios.
Director del coro y el canto en el templo
Por su parte, el director del coro tuvo gran protagonismo en los oficios religiosos que se nos muestran en el libro de las Crónicas.
Allí, podemos ver todo lo referente a las tres familias de músicos que fueron tan relevantes. Tal es el caso de Asaf, Hemán y Jedutún.
Estas personas se encargaban de cuidar el canto en el templo y todo lo que tenía que ver con el culto destinado a Dios.
Es por eso, que a ellos tres se les catalogó como directores del coro y contaba a su disposición grupos numerosos de adeptos a la causa.
En este sentido, quien era director del coro debía estar pendiente del acompañamiento musical y de esta clase de actividades en todo momento.
Puesto que, era una responsabilidad importante. Además, servían a la divinidad y representaban la voluntad de Dios por medio del arte.
Director del coro celestial
En contraparte, tenemos que a Lucifer también se le consideró como un director del coro de ángeles del cielo.
Por supuesto que, esto ocurrió mucho antes de que se le desterrara por su rebeldía y envidia en contra del Creador.
Sin embargo, satanás tenía planeado poner a su favor al coro celestial de Jehová. Ya que, mucha de la hueste angelical quiso unirse a sus preceptos.
Por lo tanto, en vez de resonar acordes gloriosos, estos se convirtieron en un canto de ira y resentimiento.
Puesto que, el gran rebelde se rebeló. Así se nos expresa en el siguiente versículo de Ezequiel 28:13-15. 'En Edén, en el huerto de Dios, estuviste; de toda piedra preciosa era tu vestidura; de cornerina, topacio, jaspe, crisólito, berilo y ónice.
De zafiro, carbunclo, esmeralda y oro; los primores de tus tamboriles y flautas se prepararon para ti en el día de tu creación.
Tú, querubín grande, protector, yo te puse en el santo monte de Jehová, allí estuviste. En medio de las piedras de fuego te paseabas. Perfecto, eras en todos tus caminos desde el día que naciste, hasta que se halló en ti maldad.'