Descenso de cristo a los infiernos significado bíblico

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Definición. El significado bíblico de descenso de cristo a los infiernos, es acto en el que el alma del señor se separó de su cuerpo luego de su muerte. Se dice que fue a parar al sheol o hades, por eso, tiene íntima relación con el término limbo.

Es importante acotar, que el descenso de cristo a los infiernos se refiere a un sitio en el que aguardan las almas de los justos. Es por eso, que se infiere que allí estarían esperándole personajes resaltantes para la historia. Tal es el caso de San José, los profetas o los patriarcas de la Biblia.

El descenso de cristo a los infiernos representa ese sitio en el que esperan todos aquellos que fallecieron en paz con Dios. No se trata entonces de un lugar siniestro o donde habite una presencia maligna. Recordemos que Jesús concedería la salvación para poder asistir al cielo sin mayores problemas.

La doctrina del descenso de cristo a los infiernos

Desde hace miles de años atrás, se viene hablando del descenso de cristo a los infiernos como una doctrina que enseñaron diversos sabios. Con ellos, figuran San Justino, Tertuliano, San Hipólito, San Agustín y más.

Hay otros que afirman que el descenso de cristo a los infiernos sirvió para liberar a los justos de un tiempo prolongado de espera. Todo esto traería consigo los frutos benditos de la redención de los hombres que una vez vivieron en la tierra.

Menciones del descenso de cristo a los infiernos

Quizá las mayores referencias del descenso de cristo a los infiernos las encontremos en algunos episodios del nuevo testamento. Se nos enseña que el señor resucitó de entre los muertos, pero antes de hacerlo, tuvo que permanecer en la morada de la gente fallecida.

Tengamos en cuenta que en el descenso de cristo a los infiernos él conoció la muerte como el resto de los mortales. La diferencia la marca que su bajada la hizo en modo de un ser humano más, si no en su papel de salvador del mundo y de las almas.

Gracias al descenso de cristo a los infiernos, quienes estaban se retenían pudieron liberarse. Todos recibieron las buenas nuevas en las que se proclamó el camino de la fe y de la redención de los hombres y mujeres del mundo.

Además, los que estuvieron en el limbo sufrieron una gran privación de la visión del padre celestial. Estas cosas acabaron una vez que Jesús hizo su aparición en aquel sitio.

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