Sanidad (don) significado bíblico

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Definición. El significado bíblico de sanidad, es un don que concede el espíritu santo a los hombres que considera dignos para ello. Cuando se hace referencia a sanar, quiere decir que la persona estará bien en cuanto a su estado de salud.

El don de la sanidad

El don de la sanidad se trata de una especie de manifestación por parte de la gracia del creador que otorga a quienes considera pertinentes para cumplir sus propósitos. La idea de ello, consiste en eliminar las enfermedades, los padecimientos o los dolores que pueda presentar un ser humano.

Los creyentes creen en el don de la sanidad porque necesitan una ayuda que les permita recuperarse y volverse a sentir bien consigo mismos. Esta es la razón por la que el espíritu santo se manifiesta a través de los hombres con la finalidad de conceder un alivio ante los momentos más adversos que atraviesen sus hermanos en la fe.

La sanidad, el mejor atributo que nos da Dios

Todo aquel que tenga el don de la sanidad puede sentirse especial al ser un miembro del cuerpo de cristo que recibió la gracia del padre. Si bien es cierto, existen infinidad de atributos divinos, pero uno de los más importantes es el que tiene que ver con el campo de la salud. La idea de poder ayudar a los otros para que se recuperen de un padecimiento, genera gran satisfacción en quienes realizan los milagros.

El espíritu santo es uno de los que concede el don de la sanidad, a todos aquellos que sean capaces de pedírselo. Estas manifestaciones son provechosas porque también se valen de la sabiduría y de la ciencia.

Hay que resaltar que todos los que entregaron su vida a Jesús podrían solicitar el don de la sanidad, así como, otros que no se consideran de menor importancia. El camino de cristo denota excelencia y Dios es el mejor administrador conforme a su gracia y misericordia.

Relevancia de la sanidad en los hombres

Aquellos que piden por sanidad, desean liberarse de sus dolencias o de las debilidades que les aquejan cada día. Los padecimientos no son ajenos a los cristianos y muchas de estas cosas se derivan de la caída de los hijos de Dios en el pecado. Sin embargo, aquel que posea el don puede remediar los eventos en gran medida. Solo es cuestión de orar y compadecerse, teniendo fe y pidiendo con buena voluntad.

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