Robar significado bíblico

robar

Definición. El significado bíblico de robar es quitar lo que le pertenece a otra persona sin su permiso.

Implicaciones de robar

En la mayoría de los casos se usaba la violencia. También se practicaban el fraude y el engaño. Jehová acusó a los israelitas de utilizar balanzas distintos al pesar con la finalidad de obtener ganancia a favor de la pérdida de los demás.

Vídeo sobre el significado bíblico de Robar

Es igual que hurtar. La diferencia radica en la forma de quitar el objeto de valor. En este caso no se aplica la fuerza, la violencia o la intimidación y por lo general se hace de manera discreta.

Robar, ejemplos del pasado

En la antigüedad acostumbraban a robar de noche, tal como lo mencionan algunos pasajes de la Biblia. También entraban por las ventanas a saquear los hogares. En tiempos del profeta Malaquías, Jehová acusó a la nación de robarle. Ellos no llevaban el diezmo ni las contribuciones al templo a pesar de que era su obligación.

Los hebreos estafaban y robaban. Desde los sacerdotes hasta las personas comunes. Estos estaban entre los pecados, por lo que Jehová los castigó. También se robaba a los padres cuando no se les daba la compensación económica que les correspondía de parte de sus hijos.

En el tiempo de Jesús estaban los cambistas. Trabajaban en el templo, pero los acusó de ser una cueva de salteadores. Le robaban al pueblo al cobrarle tarifas muy altas por los servicios que prestaban.

El apóstol Pablo le escribió una carta a los Corintios. Les hablo de manera figurada. Les dijo que había robado a otras congregaciones aceptando las provisiones que les daban como ayudar a ellos. En este caso quiso decir que estaba usándolas en socorrer a las congregaciones, en vez de aprovecharlas él.

En otras oportunidades se utiliza la palabra robar para referirse a una actividad justificada al tomar lo que le pertenece a uno. Por ejemplo, se dice que los israelitas hurtaron el cuerpo de Saúl. Dios castigaba este preceder en de los Diez Mandamientos se prohibía robar.

Jesús siguió apoyando esta idea cuando un hombre le preguntó que debía hacer para conseguir la vida eterna. Entre las cosas que le dijo estaba que no hurtara.

El segundo mandamiento más importante de la Ley de Moisés era amar al prójimo. Esto obligaría a no quitarle a otro lo que le pertenecía. Para vivir bajo la gobernación de Dios se debía cambiar y evitarse el robo.

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