Hurtar significado bíblico

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Definición. El significado bíblico de hurtar proviene del latín 'furtum' y se refiere a la acción de sustraer pertenencias ajenas. El término es similar al robo pero sin uso de la fuerza para amenazar al propietario de los bienes. Se considera un delito de peso legal aunque no se emplee la violencia directa.

Vídeo sobre el significado bíblico de Hurtar

Quitar algo a otra persona de forma ilegal con la intención de conseguir un beneficio propio se sanciona en la ley. Además, en los mandamientos de Dios se considera una falta grave, aunque en la legislación civil tenga una pena menor a otras infracciones.

¿Cuáles son las formas de hurtar?

Hurtar vulnera el trabajo justo, pues desvaloriza la labor del prójimo, el esfuerzo que hizo de modo honesto para recibir sus recompensas. Existen muchas maneras en las que una persona puede quitar a alguien lo que le pertenece, sin que sea consciente de ello. Por ejemplo, el desfalco de fondos y la malversación de salarios justos para el personal que labora en una empresa.

También engloba recurrir a la estafa o al engaño cuando se ofrece un producto con la intención de subir el nivel de las ventas. Estas acciones insensatas comprenden la inflación de precios sin motivo lógico, exagerar los valores y ganar comisiones extras para uso personal. Así que, sacar provecho a costa de inocentes aleja a las personas de las virtudes que atraen bienestar a la vida.

¿Qué dice la Biblia sobre hurtar?

En las sagradas escrituras se asevera que los culpables de favorecerse con las posesiones del prójimo se castigan por el Señor, Dios justo. Sin embargo, en las épocas antiguas estaba la posibilidad de restituir lo que se tomó sin consentimiento, con propósito de arrepentirse y convertirse. Por ejemplo, se ponían a la venta los bienes del malhechor, o se alquilaban hasta que se recuperara la cantidad de dinero sustraído.

En la mayoría de ocasiones se debía devolver una suma unas cuatro o cinco veces más alta de la que quitaron de manera ilícita. Esto lo decretaba la ley de Moisés, en el séptimo mandamiento, invita a que se enmienden los daños causados y se repongan lo más posible. El evangelio impone que las ganancias se consigan de forma honesta, que nos separemos de las tentaciones mundanas y el amor a lo material.

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