Huésped significado bíblico
Definición. El significado bíblico de huésped es alojamiento a otra persona. Son aquellos que les dan atención a otros sin obligación a pago, este tiene que dar respeto y agradecimiento a quien le da hospedamiento.
Es un don hermoso dado por Jesucristo que transforma la vida, ya que eso es lo que Dios quiere para nosotros. Dinamiza nuestra existencia, y nos permite complacer las exigencias que se nos dan. La hospitalidad es un regalo que damos y recibimos día a día si tenemos el corazón abierto a obedecer al Creador.
Sin duda alguna, es fundamental ayudarnos los unos a los otros, y por supuesto entregar nuestro tiempo, cariño y dedicación. Tener a alguien en nuestro hogar es ser solidario, lo cual es un pilar para la vida cristiana.
¿Cómo ser huésped?
En la Biblia, el señor nos exhorta a convertirnos en sujetos que dan refugio a los más necesitados. Asimismo, los vulnerables, cansados, y débiles deben adquirir la oportunidad de que las personas más fuertes los abriguen. Es importante que tengamos la responsabilidad de alcanzar la excelencia como huésped.
Tenemos que ser capaces de construir y hacer relaciones cercanas con los semejantes. Ofrecer espacio en nuestro hogar y sobre todo en el corazón para que estos puedan aprender y enriquecer sus vidas con la colaboración.
¿Dios es nuestro huésped?
Lo primero es tener en cuenta que estamos aquí es por obra y gracia del Todopoderoso. Quien decide a dónde quiere entrar es él. Dios nos escoge para estar cerca de él, todos somos sus huéspedes.
El que nos refugia y nos da un lugar en su mesa es Dios, por lo cual no es correcto decir que él se hospeda en nosotros. Esto comienza desde el momento de nuestro bautismo, pues todo aquel que se ha bautizado, pertenece a la familia de Jesucristo. Recordando que al ser hijos/a de Dios, somos hermanos y es necesario darnos apoyo.
Está en la obligación de cada uno, ser buen anfitrión al tener en hospedaje a cualquier persona, tal y como es el creador con nosotros. Debemos ser generosos y esforzarnos por atender y servir a quien se nos coloque en el camino.
Y eso sí, es probable que Cristo nos visite de vez en cuando, pues él puede estar presente en cualquier persona. Por lo que no hay que tener distinción entre nosotros, todos debemos recibir la misma atención y somos obligados a hacer la voluntad de Dios.