Rabmag significado bíblico

rabmag

Definición. El significado bíblico de Rabmag es príncipe de la corte babilónica. No se sabe con exactitud si era un mago o un sumo sacerdote. Lo que si se conoce es que la persona con ese título tenía que ser un alto oficial del ejército. Hay algunos estudiosos que creen que también puede ser el nombre de una región.

¿Qué hacía el Rabmag en la puerta de Jerusalén?

Mientras Nabucodonosor era el rey de Babilonia, designó como rey vasallo de Judá a Sedequías. Este era el cuarto hijo de Josías y el último que cumplió con el linaje real. Él tuvo que jurar lealtad y establecer un pacto de apoyo con los babilonios.

Al principio de su reinado, muchos mensajeros de parte de otras regiones fueron a visitarlos. Estos tenían la intensión de convencerlo de que se aliaran para rebelarse contra esta potencia. Sin embargo, él siguió fiel a su pacto con Babilonia. Sedequías le daba apoyo político y militar.

Con el tiempo, este rey de Judá se rebeló contra su señor y buscó protección en Egipto. Esto hizo que el ejército babilonio marchará hacia la ciudad y se apoderaran de ella. Así que, los príncipes, entre ellos el rabmag se apostaron en la puerta de Jerusalén. Muchos israelitas murieron y otros se los llevaron al exilio.

El rey de Judá junto a sus hijos y los nobles, lograron salir de la ciudad, pero sus enemigos los alcanzaron. A todos se les dio muerte menos a Sedequías, a quien se le entregó al rey. Este le perdonó la vida, pero lo dejó ciego y en prisión. Esto era una muestra de humillación y castigo por su deslealtad.

¿Aprobaba Jehová las acciones de Nabucodonosor?

La respuesta es sí. Tanto Sedequías como muchos de sus antecesores habían hecho lo que era malo a los ojos de Dios. Por eso, él profetizó con antelación que su pueblo caería en manos de los babilonios. Además, cuando el rey de Judá se le nombró un vasallo, era porque el creador así lo permitió.

Ahora bien, Sedequías requirió que el profeta Jeremías orara a Jehová y evitará la destrucción de la nación. Sin embargo, este le indicó que el castigo era una dedición del mismo Dios y no cambiaría de decisión. Más bien, le dijo que al país se le destruiría y a él se le llevaría a Babilonia, donde moriría en paz bajo la custodia del rey.

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