Quebar significado bíblico

quebar

Definición. El significado bíblico de Quebar, es nombre que le perteneció a un río que aparece en numerosas de las visiones del profeta Ezequiel. Se le menciona de manera particular junto con Babilonia y Tel Abib, todo esto, al revelar la manifestación divina de Dios al sacerdote hijo de Buzi, en la tierra en la que habitaron los caldeos.

En este sentido, Quebar fue un canal de Caldea que se situó a orillas de la residencia de algunos de los judíos que se encontraban en el exilio. Ellos estaban junto con Ezequiel, quien realizó numerosas predicciones en aquel lugar, puesto que, el señor le presentaba varias visiones que se encargó de comunicar a quienes le acompañaban.

Quebar y los mensajes de Dios a su siervo

En Ezequiel 1:1 observamos el siguiente pasaje bíblico 'Aconteció en el año treinta, en el mes cuarto, a los cinco días, que estando yo en medio de los cautivos junto al río Quebar, los cielos se abrieron, y vi visiones de Dios'.

Tales palabras denotan la importancia de Quebar como un sitio profético en la que se nos introduce a la gloria del señor. Es posible que este personaje hablara de manera simbólica, debido a que, el lenguaje de la divinidad no es de fácil comprensión para los seres humanos. Así pues, se presentan términos o imágenes que representan las cosas magníficas que se vieron.

A pesar de que muchas personas no entienden lo que sucedió en la visión que Ezequiel tuvo en Quebar, esto no es motivo de condena. Si bien no se tiene una descripción detallada de lo ocurrido, se nos presenta al menos una breve idea de lo inmensa que es la gloria de Dios y de las promesas que nos aguardan en el reino de los cielos.

Los cautivos en Tel-Abid que moraban junto al río Quebar

En los pasajes de Ezequiel vuelve a aparecer la palabra Quebar en referencia a un sitio en el que permanecieron los cautivos. Allí se sentó el profeta junto con ellos por un lapso de siete días consecutivos, nos narra que estuvo atónito, pues, se sentía abrumado por los pecados y la miseria de su pueblo.

El profeta se maravilló por la visión que Dios le concedió, sin embargo, luego de reflexionar al respecto, se sintió aturdido. De todos modos, en el río Quebar tuvo una inmensa paz que le permitió seguir meditando en la comunión con el señor.

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