Naarán significado bíblico

naaran

Definición. El significado bíblico de Naarán, es nombre de una ciudad que se localizó en el límite oriental de Efraín, cerca de Jericó. Se le suele identificar con Naara, otra de las heredades que aparecen a lo largo del antiguo testamento.

La traducción del término Naarán quiere decir aniñado, pueril o juvenil. Sus registros principales se encuentran en el primer libro de las crónicas y en los pasajes de Josué.

Naarán y la descendencia de Efraín

Naarán se menciona como uno de los territorios que les correspondió a los descendientes del patriarca Efraín. Hay un capítulo de la Biblia que nos habla de sus principales hijos, siendo estos Tahat, Elada, Zabad, Ezer y Elad.

En las escrituras no solo se habla de Naarán, sino también de los de Gat, naturales de la tierra a quienes les quitaron la vida, un día en el que vinieron sus enemigos a quedarse con su ganado. Efraín hizo duelo por ellos y sus hermanos le consolaron durante muchos días.

La descendencia de aquellos que vivieron en Naarán siguió multiplicándose. Todo esto, cuando el patriarca se llegó a su mujer y dio a luz a uno al que llamaron Bería. A partir de allí, había más hijos y nietos que habitaron en Bet-el con sus aldeas.

Este territorio iba hacia el oriente de Naarán y a la parte del occidente de Gezer. En las escrituras se especifican con detalles los límites que poseyeron los descendientes de Efraín.

Otras menciones de Naarán en la Biblia

En Josué 16:6-8 encontramos la siguiente referencia 'Continúa el límite hasta el mar, y a Micmetat al norte, y da vuelta hacia el oriente a Taanat-silo, y de aquí pasa a Janoa. Luego, desciende a Atarot y a Naarán, y toca Jericó y sale al Jordán. Y de Tapúa se vuelve al mar, al arroyo de Caná. Esta es la heredad de la tribu de los hijos de Efraín por sus familias'.

Como podemos observar, Naarán fue parte del territorio de Efraín y Manasés y en la Biblia se explican sus coordenadas de una forma muy precisa. Hay que destacar que esta fue una de las porciones de la tierra que se les otorgó a los israelitas a modo de heredad.

Para aquel entonces, los hijos de Dios tuvieron que echar suerte con la finalidad de determinar a quién le correspondería la parte de Naarán. Sin dejar de lado, las otras zonas en las que habitarían junto con sus familiares.

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