Jara significado bíblico

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Definición. El significado bíblico de Jará es panal de miel. Este hombre era un descendiente de Saúl, a quien se le menciona con el nombre de Jehoadá. Es probable que no fuera un alías como tal, sino que fue un problema de uno de los copistas, que no escribió bien las letras.

Vídeo sobre el significado bíblico de Jara

¿Por qué Jará no ascendió al trono de Israel?

Cuando una nación tenía una gobernación real, por lo general el mandato se heredaba a los descendientes del monarca. De esta manera, se perpetuaba su autoridad por mucho tiempo. En un principio, Jehová escogió a un joven de corazón humilde para que dirigiera al pueblo. Sin embargo, con el pasar de los años ese rey se hizo orgulloso y no siguió la guía de su Dios.

Por eso, se le informó que el trono se le quitaría y lo entregarían a otra persona más adecuada. Saúl nunca se arrepintió de su mal proceder. Por lo que Jehová le indicó a Samuel que debía ungir a David como el próximo monarca. Esta fue la razón por la que Jonatán y todos sus descendientes, incluido Jará, no pudieran ser la máxima autoridad en la región.

Jehová, por su parte, hizo un pacto con David. Él le prometió que de su casa saldría el Mesías, que Dios enviaría a la tierra para salvar a la humanidad. El hijo de Saúl, estaba consciente de que ese era el propósito divino, por lo cual no se opuso a eso, sino que apoyo cuanto pudo a su amigo. Así también lo hizo Jará.

A diferencia de Jará, ¿Qué exigió Zimrí?

Aunque no se tiene un registro detallado de la vida de Jará, se presume que fue un hombre que siguió las leyes de Dios y apoyó la soberanía de los reyes de su tierra. Sin embargo, su hijo Zimrí no se comportó igual. A él se le había encargado la responsabilidad de dirigir la mitad de los carros del rey de las diez tribus de Israel.

Aprovechando que el ejército había salido y dejado solo al monarca, este rebelde procedió a matar a Elah y todos los de su casa. Después, se autoproclamó el nuevo rey. Esto lo hizo porque estaba reclamando el derecho que pensaba que tenía de gobernar.

Sin embargo, su mandato fue fugaz, ya que solo duró siete días. Eso debió a que en el momento en el que el ejército se enteró de lo que pasó, nombraron a Omrí como el sucesor y regresaron a enfrentarse a Zimrí. El hijo de Jará, tomo la decisión de quemar la casa real con él adentro.

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