Incredulidad significado bíblico

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Definición. El significado bíblico de incredulidad es falta de fe, es la ausencia de credibilidad a la verdad. Está ligado a la creencia en el creador, se dice que emerge de la soberbia de los hombres. Las personas eligen estar de una forma independiente a Dios. Surge con el mal cuando se escoge la razón, en cambio, de la confianza a Jesucristo.

Esta actitud negativa se revela ante la posibilidad de confiar en alguien o algo, se llaman personas incrédulas a aquellas que viven sin creencias. Cuando se elige no aceptar la palabra de Dios, estamos cayendo en la incredulidad negativa.

La debilidad de la naturaleza que poseemos, es lo que nos hace dudar de lo que está ante nuestros ojos. La confianza en Jesucristo crece cuando la relación con este se vuelve íntima. Para lograr la fe es necesario que se conozca al Redentor, una vez conocido, te das cuenta que los engaños no existen de su parte.

La incredulidad en Dios

No consiste en negar la existencia del creador, sino en desconocer su ser. Se manifiesta en la desobediencia y en rechazar cualquier relación entre Dios y el hombre. Aunque también es necesario decir que la incredulidad presenta grados, y puede verse en personas de creencia, pero que no tienen abierto su corazón. Algunas consecuencias de esto son:

  • Cierre de ojos a la verdad.
  • Te opone a la realidad Se niega a la existencia y te aparte de Dios.
  • No obtienes milagros.
  • Degradar a Jesucristo.

Una persona que es desobediente se distingue como alguien alejado de la fe. Los proclamadores sin conocimiento y sin corazón, se considera infieles e incrédulos. Podemos reconocer que lo son, si presenta estas características:

  • Son desobedientes.
  • Idolatran.
  • Creen en lo que leen, pero no en lo que sientes.
  • Son ingratos.
  • Deben ver para confiar.
  • Vive sin esperanza.

Somos vulnerables

El origen de la incredulidad proviene del corazón y es una consecuencia que provoca la corrupción de la personalidad. Desde los tiempos bíblicos, vemos que Jesucristo se asombró de la falta de fe. Hacía milagros, daba amor, sabiduría y era bondadoso.

Las evidencias de su existencia estaban en todas partes, y ahora mismo, también lo están. Tenemos el evangelio, los testimonios, la palabra y las manifestaciones de su poder divino. Es fundamental que nos dediquemos, a abrir nuestro pensamiento, alma y corazón.

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