Garganta significado bíblico
Definición. El significado bíblico de garganta, es una parte anterior del cuello que poseen todos los seres humanos y algunas especies de animales. Se trata de un espacio interno que se encuentra entre el paladar y la entrada de la laringe.
Por su parte, tenemos que la función que desempeña la garganta es bastante relevante. Ya que, actúa como un tubo por el que pasa el aire, los líquidos y los alimentos que las personas consumen.
Vídeo sobre el significado bíblico de Garganta
Asimismo, es imprescindible en todo lo concerniente a la emisión de la voz y la formación del habla.
En los tiempos antiguos, la garganta se relacionaba mucho con el acto de ungir los cuerpos. Pues, esto consistía en aplicar aceites esenciales sobre la anatomía de las personas y quienes lo hacían, se enfocaban en tal área.
Todo ello, tenía orden sagrado, ordinario o medicinal. Así, cada uno contaba con un propósito en específico.
La gula y la garganta
Sabemos que el tracto de la garganta es el que se encarga de hacer pasar por sus conductos los alimentos que consumimos cada día.
Sin embargo, los hombres antiguos la asociaban con el pecado de la gula. El cual, tenía que ver con la codicia excesiva por todo lo concerniente a las provisiones.
Asimismo, la gula contaba con relación con los demás actos condenados y aborrecidos por Jehová. Tales como, la falsa idolatría, el estado de embriaguez, la rebelión, pereza o el despilfarro de dinero y pertenencias.
En el libro de Deuteronomio, se expresa todo esto y se nos indican las restricciones que Dios tenía sobre ello.
Sin dejar de lado, que la gula en donde la garganta hacía su función, se consideraba glotonería que incluso, entraba dentro de la categoría de lujuria de la carne.
Pues, todo lo que tenía que ver con ceder al apetito por la comida y la bebida, se repudiaba por parte del Altísimo.
La garganta el cuerpo y el templo del Espíritu Santo
En algunos de los versículos del libro de los corintios, se nos indica que nuestros cuerpos, son santos y en ellos recibiremos a Dios.
Es por eso, que debemos honrarle con una alimentación sana que no nos haga caer en el deseo de la garganta por codiciar más comida o bebida de la que en realidad es necesaria.
Esto no quiere decir que no podamos disfrutar de los maravillosos platos que se sirven a la mesa. Si no que, es importante ser precavidos y tener cierto autocontrol.