Extorsión significado bíblico
Definición. El significado bíblico de extorsión, es nombre que se le asigna a una acción que tiene por propósito difamar o hacer daño a otras personas. Quién lo practica, busca obtener el dinero u otro provecho de sus semejantes, cayendo en el pecado de la avaricia.
Cada vez que se realiza una extorsión, existe una presión muy latente a través de amenazas que pueden asustar a la persona. La principal idea de ello es, que el hombre o la mujer cedan en determinado sentido.
La extorsión en la Biblia
En la era antigua, la extorsión se llevaba a cabo con la finalidad de apoderarse de propiedades o del dinero de las personas. El principal medio que se empleaba para ello, consistía en la fuerza bruta o en la intimidación.
Por otro lado, el término extorsión tiene relación con la palabra extranjero o forastero. Con ello, se designan a las razas que vivían como extraños en ciertas distancias de su tierra natal. Tales casos solían vislumbrarse en la localidad de Palestina, de manera sobresaliente.
En el Antiguo Testamento, el vocablo no designa a los que no eran judíos, sino a las personas u objetos que no provenían de manera originaria de su localidad. El extranjero de paso en Israel, no cargaba con obligaciones del tipo legal, moral o religioso.
Advertencias de Dios sobre la extorsión
A lo largo de la Biblia, encontramos innumerables consejos y recomendaciones para ganarnos el favor de Jehová. Uno de estos tiene que ver con el hecho de no colocar la confianza en el dinero que se gana a través de actos ilícitos, como, por ejemplo, la extorsión.
Sabemos que el señor condenó a ciertos judíos que se caracterizaron por practicar la extorsión en sus respectivos pueblos. Este era un acto que le causaba suma molestia, al darse cuenta de que los hombres se aprovechaban de sus hermanos para su propio beneficio.
Cristo y su desaprobación ante la extorsión
Quizá una de las anécdotas más interesantes del Nuevo Testamento, es aquella que nos habla del día en que Jesús condenó a los judíos que practicaban la extorsión. Él reprendió a los escribas y fariseos que realizaban tales actos.
Resulta que esos personajes se escondían bajo un manto de santidad, pero en realidad no obraban de la manera correcta ante los ojos del creador. Por aquellos motivos, no entrarían en el Reino de los cielos, ni obtendrían la vida eterna prometida por Cristo.