Ejido significado bíblico

ejido

Definición. El significado bíblico de ejido, corresponde a una porción de terreno que puede ser usado por un colectivo o comunidad. Por lo general pertenece a un gobierno, por ese motivo no se debía arar, pero si se permitía asentar al ganado.

Vídeo sobre el significado bíblico de Ejido

Descripción del término ejido

El ejido depende de acuerdo a las leyes del país donde se ubica. En algunos distritos se conforma por propiedades rurales que limitan con otras zonas privadas. Por lo general, esas tierras se localizan en las afueras de una ciudad. Allí se realizan actividades agrícolas y de ganadería, como los campos de pastos.

La autoridad de dicho territorio lo pone a disposición para uso de la comunidad. En la actualidad, se conocen diversos tipos de terrenos que con la designación. Los abiertos, como los pastizales y las áreas forestales. Son de acceso libre, los cuales no se pueden adquirir ni reclamar.

Las parcelas colectivas, donde conviven grupos familiares. Estas son otorgadas por los gobiernos o autoridades. Por lo que a los habitantes no les corresponde tomar decisiones sobre la utilidad que recibirá.

Y las comunales, son expansiones de tierra compartidas. Todos tienen acceso a ellos sin restricciones. De allí que sea permitido usarlo para pastorear al rebaño que tengan a su cargo. Los gobernantes son quienes deciden si esas porciones de terreno se venden o dan en herencia o arrendamiento.

Referencias del término ejido en la Biblia

En las escrituras se habla sobre grandes tierras que se le dio a cada tribu de la nación de Israel. De acuerdo al número de sus familias se le asignaba la parcela. En ellas podían asentarse con sus hijos y ganado. Estas tenían un límite fijado, a fin de evitar conflicto entre ellas. Un ejemplo es el de las tribus de Manasés y Efraín.

A ellos se les asignó ciudades para sus descendientes y pudieran tener al ganado en los campos de pastos. Estos se encontraban fuera de la ciudad. En el libro de Números se dice que a los Levitas se les entregó ciudades para vivir y los campos de pastos que se localizaban en los alrededores de los poblados. Por su parte, el profeta Ezequiel detalló las medidas de esas parcelas.

La de los levitas, tendría 250 codos por cada lado, lo cual muestra que se trataba de un gran territorio donde pastorear al rebaño y cultivar alimentos. Esas tierras no se podían vender ni traspasar a otros. Debido a que el derecho a la propiedad se perpetuaba con esa etnia.

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