Concubina significado bíblico

concubina

Definición. El significado bíblico de concubina es la figura de una mujer en una relación inferior al matrimonio con un hombre. No hay que confundir el término con amante o adulterio. El concubinato es una unión formal, pero de menor nivel. Debido al bajo grado de la relación, la concubina no tenía voz ni voto en el hogar, solo podía gozar de habitar en ella.

Vídeo sobre el significado bíblico de Concubina

En varias ocasiones eran tratadas casi como esclavas, se destaca Agar, quién tuvo relación con Abraham y fue sierva de Sara, su mujer. Además, los hijos de este tipo de féminas eran secundarios a los de una esposa. También los maridos de estas mujeres podían despedirlas e incluso desligarse de sus crías, según la ley de Moisés.

Por ejemplo, en Génesis 25 se habla cuando Abraham despachó a sus descendientes de concubinas, dándoles presentes y dejando a Isaac como único heredero. Esto demuestra que, a pesar de que esos hijos no eran bastardos, sí que estaban por debajo del fruto de un matrimonio. Sin embargo, en algunos casos puntuales si podían poseer herencia por parte del padre.

Según el Código de Hammurabi, si una esposa era estéril, el marido tenía derecho a adquirir una concubina que le diera hijos. Estas crías gozaban las mismas atribuciones que cualquier descendiente legítimo. Por otro lado, si la mujer del matrimonio llegaba a tener niños, los de la sierva perdían sus derechos para recibir honores de su padre.

¿Dónde aparece la palabra concubina en la Biblia?

Dicho vocablo lo podemos encontrar en gran parte del Antiguo Testamento. El concepto suele ser el mismo con pequeñas diferencias. En el libro del Génesis aparece este término en reiteradas ocasiones, allí se mencionan las concubinas de Nacor y Elifaz. En otros posteriores aparecen las mujeres de Gedeón, Saúl y David, el cual, según 2-Samuel 16, llegó a tener 10 concubinas.

En el primer libro de Reyes, se habla acerca de Salomón, quien tuvo trescientas compañeras, las cuales hicieron desviar su corazón. Los monarcas siempre mantenían una gran cantidad de mujeres bajo concubinato, algunas eran tratadas mejor que otras, no había pluralidad.

En el relato del Nuevo Testamento, esta figura femenina no aparece de manera explícita, de hecho, se sobreentiende que es inmoral y aborrecible. Esto se constata en la primera carta de Pablo a los Corintios, cuando él responde sobre el matrimonio y celibato. 'Para evitar la inmoralidad, cada hombre tenga su mujer y viceversa'. (1-Cor 7:2). Aquí Pablo respalda la pareja y considera el matrimonio como el cauce correcto.

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