Comercio significado bíblico
Definición. El significado bíblico de comercio, es negociación que se realiza en torno a las compras y ventas que se llevan a cabo junto con las mercancías. En la antigüedad tenían tiendas, mercados o almacenes que servían como establecimientos a los que acudía la gente interesada en adquirir alimentos o productos que les abastecerían en su subsistencia.
En Tiro existió una fuente de comercio atractiva, en donde los fenicios se acercaban para comprar las cosas de su interés. Se trataba de un centro o lugar concurrido que se dividía en la parte insular y en la continental, ambas se separaban por un canal de agua.
Principales casas de comercio en la Biblia
La tierra de Canaán se caracterizó como una casa de comercio que se especializaba en la exportación de productos de carácter agrícola. La razón es que sus recursos naturales eran escasos y por lo tanto, no podían sacarse materias primas que en realidad fuesen fructíferas.
La actividad de comercio de los israelitas no fue tan próspera en los inicios, ya que, su estructura tribal y sus costumbres no contribuyeron en esta clase de tradición social. Además, sus leyes tenían muchas restricciones en relación con el dinero, con las medidas justas o las balanzas que debían regirse de acuerdo a los principios de Jehová.
Más adelante, la posición geográfica de Canaán les favoreció en términos de comercio. Su ubicación entre los continentes les permitía abarcar una ruta por la cual pasaban los fenicios u otros pueblos más desarrollados. De este modo, se hacían los intercambios, bien fuera por vía terrestre o marítima.
Objetos que se destacaban en el comercio
Ezequiel fue uno de los personajes bíblicos que proporcionó descripciones detalladas que giraban en torno al comercio de la época por la que vivió. El hombre afirmaba que se traficaba con elementos como el hierro, la plata, el plomo o el estaño.
En el comercio también se vendían y compraban utensilios hechos de bronce que servían en las alabanzas al señor en el templo de reunión. A la par, había corceles, mulas, caballos, colmillos de marfil y demás elementos que fueron relevantes para la época.
En cuanto al comercio y la vestimenta, era común que se ofrecieran vestidos bordados, linos finos, perlas y joyería que embellecía el rostro de las mujeres. Sucedía similar con la alimentación al proporcionar miel, leche, trigo, cereales, resina o aceites indispensables en la preparación de las comidas.