Bezai significado bíblico
Definición. El significado bíblico de Bezai, es nombre de varios personajes que figuran en los escritos del antiguo testamento.
Bezai y la lista de los que retornaron a Jerusalén
El calificativo Bezai se registra dentro de los hombres y mujeres que regresaron a Judá y a Jerusalén en compañía de Zorobabel. De su familia, se contó un total de trescientos veinticuatro que se repartieron cada uno a sus ciudades de origen.
El episodio en el que aparece Bezai se llevó a cabo el día en el que Dios mandó a Nehemías para que reuniese a los nobles y oficiales del pueblo y de este modo, se les empadronara de acuerdo a su genealogía. Es así, que se plasmaron los nombres de aquellos cautivos de Nabucodonosor, rey de Babilonia.
Junto a Bezai, estuvo el grupo de los sacerdotes, los levitas, cantores, porteros, sirvientes del templo y los hijos de los siervos de Salomón. El número total de la congregación fue de cuarenta y dos mil trescientos sesenta. A la par, se tomaron en cuenta a los caballos, mulos, camellos, asnos y demás animales de trabajo.
Los firmantes del pacto y Bezai
Bezai aparece referenciado junto con Hasum y Hodías en la firma del pacto propuesta por Nehemías. Tanto ellos como los demás hombres, mujeres e hijos juraron que andarían en las leyes de Dios, sobre todo, después de la desobediencia que los caracterizó en los pueblos de las tierras que se apartaron del camino del señor.
Al lado de Bezai se congregaron los sacerdotes, levitas, porteros, cantores y los sirvientes del pueblo. A partir de la firma del pacto, se realizó la promesa de que guardarían y cumplirían todos los mandamientos y decretos que Jehová les hizo saber por medio de Moisés. Solo así, podrían librarse del castigo y alcanzar la vida eterna.
¿Qué tipo de ordenanzas tenían que cumplir Bezai y sus hermanos?
En primer lugar, Bezai y sus semejantes no darían sus hijas a los pueblos de la tierra ni tomarían las de ellos para sus varones. Otra de las reglas que debían seguir, era el hecho de no vender o comprar mercancías y comestibles en el día del reposo que decretó el señor. Las celebraciones santificadas tenían que tomarse en serio, ya que, de lo contrario, se consideraba desobediencia.
Otro aspecto importante que los hombres y mujeres del pueblo tenían que llevar a cabo, era remitir sus deudas y contribuir todos los años en la obra de la casa de Dios.