Ben-hail significado bíblico

ben hail

Definición. El significado bíblico de Ben-hail, es uno de los funcionarios a los que el rey Josafat envió con un propósito muy importante. La traducción de este nombre quiere decir hijo de fuerza, fortaleza u hombre valiente.

Ben-hail y el reinado de Josafat

La única mención que tenemos respecto a la vida de Ben-hail, es aquella que se nos presenta a lo largo del segundo libro de las crónicas. Allí se comenta que este fue uno de los funcionarios que envió el rey Josafat para que se desempeñara como un educador.

Por su parte, Ben-hail fue un príncipe que vivió durante todo el reinado en el que Josafat realizó su periodo de mandato. De él se dice que se volvió fuerte contra Israel y que colocó ejércitos en todas las ciudades fortificadas de Judá.

Hay que destacar que Josafat fue un buen gobernante ante los ojos de Dios. Se encargó de quitar las imágenes de Asera y los lugares altos en los que las personas se prostituían con falsas deidades. Además, no se alejó de los caminos del padre celestial.

En este sentido, Ben-hail fue uno de los miembros del pueblo que también acató las leyes de Jehová durante toda su vida.  Anduvo al igual que Josafat en los mandamientos del señor, lo que le permitió confirmar el reino en su mano.

De hecho, los pasajes bíblicos registran que Judá dio al líder de Ben-hail miles de presentes. Sin dejar de lado, que se caracterizó por los bienes y las riquezas que poseyó, en abundancia, junto con la gente procedente de su pueblo.

Ben-hail y el libro de la ley de Jehová

En el tercer año del reinado de Josafat, mandó a sus príncipes, quienes eran Ben-hail, Abdías, Zacarías, Natanael y Micaías. Este grupo se encargaba de enseñar en las ciudades de Judá, todo lo concerniente al libro de la ley de Jehová.

Con Ben-hail también se citan a los levitas Semaías, Netanías, Zebadías, Asael, Jonatán, entre otros. Estos personajes también enseñaron lo concerniente a la doctrina en las zonas más importantes de Judá.

Ben-hail y sus compañeros pusieron por todo lo alto del libro de la ley de Dios, iban recorriendo las ciudades y enseñando al pueblo. Eran considerados maestros y nadie más se atrevió a hacer guerra en contra de su gobernante. Por el contrario, le traían presentes, así como, tributos de plata que le veneraban.

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