Lenguaje significado bíblico
Definición. El significado bíblico de lenguaje se refiere al dialecto o modo de comunicación que usan los seres humanos. A través de este, se pueden intercambiar ideas, discutir opiniones y transmitir información. Lo consideramos un don de Dios, pues se lo otorgó a Adán, sin que tuviera que aprenderlo.
Por el contrario, el resto de la humanidad, pasamos por un proceso de aprendizaje para llegar a dominar el lenguaje. Este lo podemos encontrar de forma escrita, oral o a través de señal. De allí devienen los diferentes idiomas que caracterizan a cada territorio.
Lenguaje bíblico
En las escrituras, vemos el uso del lenguaje figurado, es decir, que nos comunica un mensaje a través de distintas metáforas. De esta manera, encontramos que se expresan cualidades de modo comprensible, pero sometidas a interpretación.
Entonces, nos vamos a conseguir diferentes parábolas, que debes aplicadas a nuestra vida diaria. Pero Cristo, se dedicaba a contárselas de esa forma a sus discípulos para que estos esparcieran su palabra en el mundo a través del dialecto.
También, veremos que se hace alusión a la lengua de fuego, refiriéndose al lenguaje destinado a dañar los actos del hombre. Ya que, a través de esta, surge la mentira, la infamia y la contaminación del cuerpo.
Entonces, el idioma lo podemos ver como el modo de expresar el lenguaje, sea oral o escrito, por ese motivo, el Espíritu Santo, otorgo el don de lenguas a los discípulos para que estos pudieran llevar el mensaje a cada rincón de la tierra.
Métodos de lenguaje
Desde el antiguo Egipto, encontramos los diferentes jeroglíficos plasmados en las paredes de las pirámides. Allí se relata la historia de los egipcios, sus dioses, faraones y el pueblo en general. No obstante, la simbología predomina en esa cultura.
Aunado al hecho de que eran politeístas, consideramos muy amplio su dialecto textual. Ya que en sus muros dejaban mensajes para generaciones futuras. También podemos ver el lenguaje escrito en las piedras que Dios nos talló nosotros y entregó a Moisés en el monte Sinaí. Allí gravo lo diez mandamientos que regirían en su iglesia hasta el final de los tiempos.
Ese lenguaje sagrado, debemos tomarlo como una bendición de nuestro Señor. Pues creo al hombre a su imagen y semejanza, otorgándole el privilegio de dominar al resto de las bestias. Facultándolo con el habla, para que pudiera comunicarse y hacer trascender su palabra por toda la existencia.