Imposición de manos significado bíblico
Definición. El significado bíblico de imposición de manos, es procedimiento con el cual se llevan a cabo las ordenanzas del ministerio de Dios. Todo esto tiene que ver con otros aspectos tales como la confirmación, la unción de los enfermos o las diversas bendiciones procedentes del sacerdocio.
La imposición de manos la efectúan solo aquellos que tienen la autoridad. Por ejemplo, los varones del sacerdocio lo hacen cuando un tercero desea recibir una ordenanza. En este sentido, se convierten en instrumentos del señor.
Historia de la imposición de manos
La imposición de manos es un procedimiento que se viene efectuando desde los tiempos de Adán, el primer hombre en pisar la tierra. De él se dice que ordenó a sus descendientes con la finalidad de que siguieran los mismos preceptos.
Otro hecho sobresaliente, es aquel que nos habla de Jacob, el día que realizó la imposición de manos sobre Efraín y Manasés. Este personaje contó con el poder que le otorgó Jehová para ello, siguiendo sus órdenes y santa voluntad.
La imposición de manos también la hacían otros de los sacerdotes que se mencionan a lo largo del antiguo testamento. En el caso del evangelio, tenemos la de los discípulos de cristo, Pedro y Juan, quienes otorgaron el don del espíritu santo a los que más lo necesitaban.
Podría decirse que Juan el bautista efectuó la imposición de manos sobre sus semejantes. En su época, no solo bendijo a Cristo, sino también a otros hombres que integraron parte del sacerdocio de Jehová.
La imposición de manos en la Biblia
Es un hecho que la imposición de manos es una acción bíblica que se puede tomar en el sentido literal y metafórico. Así se ve en los diferentes ministerios espirituales e iglesias que llevan a cabo los procedimientos ordenados por Dios.
En el caso de Jesucristo y el nuevo testamento, hizo la imposición de manos sobre todas aquellas personas a las que les concedió la sanación. Sin embargo, obró milagros sin necesidad de tocar a la gente, tan solo con el poder de su voz fue suficiente.
Un ejemplo de ello, lo encontramos en el libro de Mateo. Se narra la historia de la sanación del hijo del centurión sin que ni siquiera Jesús le realizara la imposición de manos.
¿Quién concede el acto de la imposición de manos?
El espíritu santo es capaz de conceder no solo la imposición de manos a los hombres, sino también otros dones como el de hablar en lenguas.