Día significado bíblico
Definición. El significado bíblico de día hace alusión al tiempo en que tarda la tierra rotar sobre su eje. Sin embargo, la palabra día ha estado presente en las santas escrituras desde el Antiguo Testamento, donde todavía no se conocía como calcular el tiempo. Por ello, las primeras civilizaciones recibían este concepto de una forma muy conveniente para cada uno de ellos y sus costumbres.
Los hebreos tomaban el día de tarde a tarde, cada vez que se ponía el sol era un nuevo día. Mientras que los babilonios los comenzaban cuando el sol salía. Por el lado contrario de los romanos, que iniciaban cuando era la media noche. Estas costumbres se ven planteadas en el Nuevo Testamento, en específico durante las celebraciones como la Pascua.
El significado bíblico de día en algunas ocasiones hace alusión como si fuese sinónimo de instante o momento. Por ejemplo, en el momento en se expresaba que era el día del Señor, se refería en las santas escrituras a un acontecimiento puntual. Este no duraba más que pocos minutos u horas, aunque algunos llegaban a manifestarse por días completos.
El significado bíblico de día puede usarse también para referirse al tiempo de Yavéh, que fue el lapso que duró el castigo del pueblo de Israel. Dios, al ver que los israelitas pecaban y desobedecían su palabra, desató toda su frustración, ira y furia sobre ellos. Causando una gran catástrofe. Del mismo modo, dicha palabra puede ser usada para mencionar el momento del juicio, el final de la creación.
Esto se ve planteado en el Apocalipsis, un libro de predicciones, que dice que el momento por fin llegará y que todo se terminará. Esta profecía va de la mano a la creencia del fin del mundo, siendo el resultado de la nueva venida del Mesías.
¿Cómo se interpreta la palabra día en la Biblia?
Esta tiene la oportunidad de ser dilucida dependiendo del contexto histórico que se viva. Más allá de solo mencionar un tiempo estacionario, tiene un nivel espiritual denso para los paganos e israelitas. Estos consideraban que un día resultaba de una pelea interminable de dos fuerzas que se oponen (el día y noche). Hecho que se atribuyó a Dios, para reflejar el bien y el mal entre las culturas. Algo que trascendía más que el tiempo mismo.