Cosecha significado bíblico

cosecha

Definición. El significado bíblico de cosecha, tiene relación directa con la fiesta de pentecostés. Ya que, se le conocía como la celebración de los primeros frutos o primicias. Por esta razón, se remonta a los escritos del Antiguo Testamento bajo la ley de Moisés unos 1500 años antes de Cristo. En donde, se acuerda como ley el acto de ofrecer el nuevo grano a Jehová.

Vídeo sobre el significado bíblico de Cosecha

La palabra cosecha se refiere a un acontecimiento que indica una ofrenda de los primeros frutos de la tierra. También, tiene una connotación de carácter espiritual que decide sembrar obediencia a los mandatos y designios de Dios con el fin de recibir sus bendiciones.

Cosechas prósperas, señal de la gracia divina

Desde los inicios de los escritos bíblicos, se crea una relación entre la abundancia en las cosechas con la gracia de Dios hacia sus hijos. Se dice que Isaac recogió al  ciento por uno, bajo la bendición del Padre. Por el contrario, se castigaba la desobediencia con la falta de lluvias que desencadenaba en la pérdida de los frutos.

Por su parte, se establecen reglas sobre el hecho específico de la recolección, que a la larga garantizaba la gracia divina para la próxima cosecha. Asimismo, las primicias de los granos se daban como ofrenda y las tierras se sembraran durante seis años. Pues, al séptimo se dejaban libres y sin cultivar, y los frutos que ofrecía la tierra de forma natural, se donaban a los pobres del pueblo.

Jesucristo y la parábola de la cosecha

En el Nuevo Testamento, se encuentran palabras de Jesús hablando a los hijos de Israel en numerosas ocasiones en forma de parábolas. Es por ello, que hizo apología a la siembra y a la cosecha. Es el caso de este relato, se aborda el tema desde una perspectiva comparativa con los diferentes procesos en que los seres humanos asimilamos los mandatos del Altísimo.

La belleza del relato radica en la congruencia a la vida real, que aún hoy día tiene vigencia. La semilla es la palabra de Dios que cae en tierra a la orilla del camino, en pedregales o entre espinos. En ciertas ocasiones, brinda sus frutos y en otras, no produce cosecha alguna. Los corazones fértiles pueden recibirlas.

Jesucristo nos enseña que aquel que entiende al Padre obtiene sus frutos, genera una cosecha en abundancia tanto para sí mismo como en los demás. Esta es una analogía sencilla que explica un comportamiento continuo a través de los siglos del ser humano sobre la tierra.

Subir