Cardos significado bíblico

cardos

Definición. El significado bíblico de cardos, procede del vocablo hebreo: dar-dár, y del griego: trí-bo-los. Traducidos, alude a los distintos tipos de plantas que pertenecen a la especie silvestre y herbácea, cuyas hojas poseen espinas.

Vídeo sobre el significado bíblico de Cardos

Descripción de los cardos

Esta planta, al crecer, llega a tener una altura de 1 metro. Tanto las hojas como los tallos son espinosos, por eso es difícil tocarlas. Por lo general son rectos y con ramificaciones en su parte superior. Las flores se presentan en diversas tonalidades como el lila o púrpura, pero la mayoría de las veces son de color blanco y amarillo.

Las mismas son de un aspecto sedoso y suave. Solo abre su capullo un día y luego se seca. Es decir, que no son perennes. El borde del cardo es irregular y su tallo es duro. Las espinas que crecen en su tronco le sirven de protección contra los animales. La cabezuela es de forma cilíndrica donde brotan las flores.

Estos crecen en zonas desérticas o de climas calientes. Además de suelos arenosos y rocosos. Abundan en los caseríos, pastizales y cultivos en abandono. Incluso llega a abarcar grandes extensiones de terreno. Ellos pueden durar por muchos años. Numerosos investigadores señalan que es de origen europeo y tiene propiedades curativas y diuréticas.

¿Qué dice la Biblia sobre el cardo?

En las escrituras se menciona la frase en el relato del libro de Génesis. Cuando a causa del pecado y los primeros hombres, se maldijo el suelo. Adán y por ende sus descendientes debía enfrentarse a estos molestos cardos al cultivar la tierra. Este no daría su fruto, solo espinos y cardones nacerían.

Asimismo, las semillas de esta planta se esparcirían tan rápido, que crecerían en las zonas abandonadas y desoladas. Por ese motivo les costaría sembrar y obtener cosecha de árboles frutales y vegetales. Por otro lado, en la Biblia se cita del término a modo de ilustración o comparación.

Como esta especie de planta no da fruto bueno, Jesús la empleó para enseñar que a las personas que dicen servir a Dios, sería fácil identificarlas por el fruto. Dando a entender que este es excelente no se origina de las espinas, menos de los cardos.

También se hace referencia sobre el cardo cuando se expresa que Dios haría que los malvados llegarían a ser como los cardos secos, que el viento los hace rodar y tambalear de un lado a otro.

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