Arimatea significado bíblico

arimatea

Definición. El significado bíblico de Arimatea, es una ciudad que tuvo bastante relevancia dentro de los escritos sagrados. Pues, se dice que fue el sitio de origen de José, un hombre que sepultó su cuerpo en una tumba cerca de Jerusalén después del sacrificio que realizó por toda la humanidad.

Tales acontecimientos se plasman en Mateo 27:57 de la siguiente manera 'Cuando llegó la noche, vino un hombre rico de Arimatea, llamado José, que también había sido discípulo de Jesús.'

Vídeo sobre el significado bíblico de Arimatea

De tal modo, se sabe que fue un miembro noble del concilio que deseaba alcanzar la Gloria de Jehová en el cielo. Por ese motivo, José de Arimatea se acercó al templo en el que se encontraba Pilato, y de forma muy humilde, le pidió que le diera el cuerpo de Jesús.

Entonces, el mandatario sintió remordimiento por la muerte de cristo, a pesar de que no dio su consentimiento sobre los hechos del día de su deceso.

Razón por la cual, decidió que lo más correcto sería entregarle el cuerpo a José de Arimatea, discípulo de Jesús. Asimismo, se dice que la procedencia de este hombre noble era de la ciudad de Judea y que el término Arimatea, era el mismo que Naiot. Sin embargo, en la actualidad no se tienen evidencias concisas respecto a este último punto.

José de Arimatea y el sepulcro de el Salvador

Una vez que el discípulo logró conseguir que le dieran el cuerpo de Jesús, procedió a enterrarle en un sepulcro que era de su propiedad. Desde allí, se le dieron todos los honores con mezclas de mirra y áloe que irradiaban un fragante aroma.

Este hecho simboliza el amor de Dios a sus hijos,  el perfume de Cristo es el que nos conduce hacia nuevos senderos que siguen la voluntad del Padre Amado.

A la vez, cuando se efectuó la sepultura bajo la gracia de José de Arimatea, se empiezan a realizar las palabras que Cristo les dijo en vida a sus discípulos y que tenían que ver con el grano de trigo que al morir, daría sus frutos.

Pues, Jesús es quien comienza a crecer después de su crucifixión y entierro y a partir de su resurrección, cambió el mundo tal y como lo conocemos en la actualidad.

El verbo de Dios, que fue carne, permanecerá intacto hasta el fin de los tiempos. Siendo capaz de saciar el espíritu de quienes creen en sus palabras de vida eterna.

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