Antorcha significado bíblico

antorcha

Definición. El significado bíblico de antorcha es un trozo de materia combustible que se emplea para alumbrar. Este se caracteriza por ser alargado y encenderse en uno de los extremos. Puede ser transportado, tomándolo de la mano desde el otro lado. También lo fijaban en las paredes. En algunos casos, se define la antorcha como una especie de tea o astilla encendida utilizada para alumbrar y simbolizar la presencia divina.

Vídeo sobre el significado bíblico de Antorcha

¿Qué promesa le hizo Dios a Abrahán bajo la luz de una antorcha?

Cuando el patriarca y su sobrino se separaron para hacer crecer sus rebaños, Lot se fue al distrito de Zoar. Esto quedaba cerca de Sodoma y Gomorra. Los reyes de estas ciudades comenzaron una guerra contra cinco monarcas. Estos los superaron en número y causaron mucho daño entre los habitantes.

Incluso, se llevaron a Lot como parte del botín. Esta información llegó a oídos de Abrahán, quien buscó la alianza con unos amigos para rescatar a su familiar. Después de tenerlo a salvo, Jehová se comunicó con él. Por medio de un sueño, le dejó saber que sus descendientes residirían como extranjeros durante 400 años. En ese período lo harían esclavos y pasarían por muchos dolores.

Cuando el sol estaba a punto de esconderse y con una antorcha encendida, Dios hizo un nuevo pacto con su amigo. Le prometió que les daría a sus descendientes la tierra que estaba viendo. Esa sería su herencia, un lugar que manaba leche y miel. Con eso, les garantizaba la prosperidad en el futuro.

¿Qué suceso relevante vivió el Mesías con personas que tenían antorchas?

Un poco antes de morir y después de instituir la cena del señor, Jesús se apartó a la montaña con tres de sus discípulos. Él quería ora a su padre, porque sabía que pronto lo someterían a prueba. Sus acompañantes estaban aparte y se habían quedado dormidos varias veces.

Al regresar a ver a sus seguidores, llegó una muchedumbre con antorchas para alumbrar la oscura noche. Entre el grupo iban algunos soldados, que tenían sus espadas. También estaban los fariseos y otros enemigos de Jesús. Cuando Judas lo besó, dio la señal de que ese era el maestro, así que lo tomaron para llevárselo.

Pedro, quien estaba observando todo, agarró su espada y le quitó una oreja a un miembro de la muchedumbre. Jesús no apoyó este acto de violencia, pues él reconocía que esto debía pasar. Más bien, corrigió a su discípulo. A pesar de que su intención era defenderlo, demostró que nada justifica la venganza, no causarle daño a otros.

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