Abel significado bíblico

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Definición. El significado bíblico de Abel es exhalación o vanidad. Este fue el segundo hijo de la primera pareja humana, Adán y Eva. Se desempeñó como pastor de ovejas. Mientras que Caín fue agricultor, el cual era su hermano mayor y el primogénito. Set era el tercero. También tuvo otros hermanos y hermanas.

Con el tiempo los dos decidieron hacer una ofrenda a Jehová. Abel tenía alrededor de 100 años de edad. Este tal vez comprendió la promesa que había hecho Dios acerca de una descendencia. Además, percibió que la liberación del pecado implicaba un sacrificio dónde se derramara sangre.

Así que, escogió las mejores ovejas. Seleccionó los primogénitos más hermosos y sanos de su rebaño. Dios aprobó la ofrenda y lo declaró justo. Las Escrituras señalan que el sacrificio de Abel fue de superior valor que el de Caín.

Muerte de Abel

Después de que su hermano mayor se dio cuenta de que su ofrenda no había sido aprobada, pero la de él sí. Dios le dijo a Caín qué vigilara con cuidado su enojo. Además, debía cambiar su mala actitud. De lo contrario haría algo lamentable, pero no escuchó. Entonces invitó a su hermano al campo. Allí, lo atacó y lo mató.

Más tarde, Dios le preguntó a Caín por Abel. Él indicó que no era guardián de su hermano. Entonces Jehová le señaló: 'La sangre de tu hermano me está gritando desde el suelo'. Dicha expresión significó que la sangre derramada de Abel 'le pidió' a Dios que lo vengara.

Otras referencias de Abel

Jesucristo dijo que Abel fue un hombre justo. Es decir, que reconocía que Jehová tenía el derecho de poner las normas sobre el bien y el mal. También explicó que Abel era primer mártir. Es decir, que fue una persona que murió por defender sus ideas.

El apóstol Pablo habló de una gran nube de testigos se formó luego de la rebelión de Adán y Eva. El primero en la lista fue Abel. Después menciona a otros siervos de Dios. Abel fue el primer testigo de Jehová de la historia.

Pablo dijo esta frase sobre Abel. 'Por medio de ella, aunque murió, todavía habla'. En otras palabras, dio a entender que Abel tuvo una fe firme y profunda. Que sigue siendo un ejemplo para todos los que leen su historia e imitan sus cualidades.

La fe de este personaje bíblico se basó en tres cosas. Primero meditó en la creación de su amoroso Dios. Segundo, observó el cumplimiento de las profecías que se dijo de su madre, sobre los dolores de parto y la vejez. Por último, analizó la obediencia de otros servidores del Creador. En este caso, estaban los querubines que guardaban la entrada al paraíso perdido.

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