Vejez significado bíblico

vejez

Definición. El significado bíblico de vejez es la fase de la vida humana donde se resalta la experiencia y la sabiduría del individuo. En varias interpretaciones de la palabra de Dios la vejez también se describe en 'las canas' o 'la cabeza canosa'. Además, suele relacionarse con la honradez, tal y como se afirma en Proverbios 16:31: 'La vejez es la corona de una vida honrada, y se la halla en el camino de la justicia'.

La senectud también significa el gran valor que posee la juventud para labrar el legado de la vida. La vejez ayuda a tener cada vez más presente la mortalidad de todos en la tierra. La conciencia de este concepto permite elaborar mejores proyectos hacia la posteridad y abandonar la vanidad de vivir solo el ahora.

La verdadera experiencia en un patriarca trasciende su longevidad física, pues, quien entiende la vejez será joven en espíritu. Además, permite recibir la mortalidad de una forma más tranquila y serena. Alcanzar la vejez es sinónimo de cumplir el propósito de Dios y entender el significado de la vida, que solo terminará en el juicio final.

La vejez nos brinda lucidez

Muchos no comprenden el poder y presencia de Dios hasta que alcanzan la vejez. Por ello, siempre es necesario tener presente al creador celestial en todas sus maneras, sea padre, hijo y espíritu santo. Vivir hasta la vetustez debe ir de la mano de la cercanía con el creador, pero hay que mantener esta relación desde la juventud. Los conocimientos que nos aguarda dicho camino son sin duda alguna un regalo del creador.

En las sagradas escrituras varios sabios y patriarcas se caracterizaban por su ancianidad. También destacan algunas personalidades como Abraham, quién vivió 175 años. Su esposa, Sara, estuvo en la tierra por más de 127. Esta pareja tuvo como fruto un hijo, Isaac, quién fue la promesa cumplida por parte de Dios a Abraham. Este niño nació cuando su padre tenía 100 años de edad.

Esto demuestra el poder y rectitud de Dios para con sus elegidos. A pesar de la vejez de Abraham, le permitió la dicha de tener un primogénito y así darle una crianza con sabiduría. La elección de Dios con Isaac está en medio de la herencia de la promesa con su padre. La vejez no tiene que interpretarse como la fase final, sino más bien una etapa natural para trascender en espíritu a la vida eterna.

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