Partera significado bíblico

partera atiende parto

Definición. El significado bíblico de la palabra partera se refiere a una mujer que ayuda durante un parto. Esta asiste cuando la madre va a dar a luz, también se conocen como ‘comadronas’. En tiempos antiguos se encargan de cortar el cordón umbilical, limpiar a la criatura, untarlo con sal y envolverlo en telas.

La primera mención que se hace sobre ellas en la Biblia es en la época de Jacob. Él relata la historia de cuando se presentan a ayudar a Raquel y a Tamar. Con esta última sucede que la partera toma la muñeca del primogénito para colocar un lazo rojo, pero la esconde y nace primero su hermano.

Entre los hebreos, en las tierras mesopotámicas y en Egipto, las mujeres se agachaban sobre un par de piedras para dar a luz. En registros antiguos se pueden encontrar ilustraciones detalladas de cómo llevaban a cabo el proceso. En un papiro egipcio del tiempo de los hicsos, se cuenta que tres diosas auxiliaron a los trillizos de la esposa de un sacerdote.

Relata que cada una alzó a un niño en sus brazos, los lavaron y prepararon para anunciar su nacimiento al padre que esperaba la noticia. En el caso del alumbramiento de Raquel, cuando nació Benjamín, las parteras hicieron un trabajo de ardua destreza. Sin embargo, se experimentaron muchas dificultades, aunque ellas pudieron salvar a su hijo, la madre murió.

El papel de la partera según las sagradas escrituras

Aunque los tiempos eran difíciles, los israelitas siguieron las indicaciones que dio Jehová de reproducirse y expandir el pueblo. Esto requería de personas que estuviesen calificadas, que contaran con experiencia y habilidad para apoyar a las mujeres que estaban en labor. Así que las parteras tenían el don y la bendición del Santísimo, pues obraron de acuerdo a sus leyes y mandatos.

Durante la esclavitud de los hebreos en Egipto, las parteras se enfrentaron a una realidad complicada que las puso en peligro. El faraón convocó a las conocidas Sifrá y Puá, ordenó a ambas asesinar a todos los hijos varones que nacieran de mujeres israelitas. Si eran niñas, las dejarían vivir, esa fue la instrucción dada para que informaran también a sus compañeras de oficio.

Sin embargo, las parteras tenían temor de Dios y no acataron las indicaciones del faraón. Ellas conservaron a los niños con vida y cuando fueron interrogadas por sus actos, respondieron que el asunto no estaba en sus manos. Alegaron que las mujeres hebreas eran recias y parían antes de que ellas pudiesen siquiera llegar al lugar.

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